Lima entera, hombres, mujeres y niños desde el día domingo ocupan las principales arterias de la ciudad y por encima de todas las preocupaciones se eleva un solo grito: ¡Viva el Perú! Y este grito repetido por millares y millares de voces ha hecho el himno grande y sincero de la ciudadanía en honor de la epopeya de Ayacucho. El Jirón de la Unión durante todos estos días luce atiborrado, intransitable, al igual que los jirones Carabaya y Camaná, que resultan estrechos ante tanto gentío. Marchas militares, clarines, discursos, alegría, fraternidad americana.
H.L.M.