Llegamos a fin de año cansados de la política. Hacer un relato de esto sería deprimente incluso luego de la vacancia. No es una buena forma de cerrar el año. Me puse en tono optimista y traté de identificar las cosas positivas que este año nos deja.
Indecopi “le puso el pare” al Ministerio de Trabajo. Calificó como una barrera burocrática ilegal la regulación que desnaturaliza el régimen de tercerización laboral. Existían muchas dudas respecto a su capacidad de “ponerse los pantalones” en este caso. Una cosa es ponerse machito con municipalidades, otra muy distinta era cuestionar una de las pocas políticas de ese gobierno. Pues lo hizo. No solo dictó cautelares, la declaró ilegal.
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Si bien hay pan por rebanar en esta historia, a juzgar por lo ocurrido hasta el momento, existe cierta institucionalidad que funciona para beneficio de la gente.
Aunque parezca una ironía, lo sucedido con Petro-Perú también nos deja un saldo positivo. Este año hemos tenido una película completa de todo lo que generan las aventuras empresariales del Estado (corrupción, ineficiencia, distorsión de competencia y pérdidas para los contribuyentes). Pocos se acuerdan de la leche ENCI o TANS Perú. Suenan a cuento de abuelito para los jóvenes.
Lo ocurrido este año con Petro-Perú nos deja una experiencia reciente de los problemas que suponen este tipo de aventuras. Poner en riesgo el abastecimiento de combustibles del país por no poder pagar la cuenta a los proveedores deja sin argumentos al más ferviente promotor de la actividad empresarial del Estado. Lo ocurrido con Petro-Perú ayudará a mandar al archivo iniciativas que busquen promover este tipo de aventuras.
Las colas y quejas por las atenciones en Migraciones para el trámite o renovación de pasaportes también tienen su lado positivo. El Congreso se ha dado cuenta –probablemente familiares de congresistas han sufrido el problema en carne propia– que la salida al problema está en sus manos.
Basta ampliar la vigencia de los pasaportes para reducir la demanda por este tipo de atenciones que Migraciones no puede atender. No hace mucho se dictaminó favorablemente en el Congreso un proyecto de ley que amplía su vigencia a 10 años. Falta la aprobación en el pleno del Congreso. Ojalá se den el tiempo después de la vacancia de mirar este tema. ¡Sería un lindo regalo de Navidad para los sufridos peruanos!
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Pero sobre todo hemos atravesado un proceso legítimo de vacancia, con mucho de drama cinematográfico, pero sin mayores traumatismos. En el proceso hemos constatado que las FF.AA .y policiales han aprendido (a cocachos o por instinto de conservación) a defender la institucionalidad democrática.
Quedarnos viendo solo lo malo de este año “mata el alma y la envenena” (”El Chavo del 8″). Sin duda falta mucho para recuperar la confianza rota. Pongamos de nuestra parte. Tratemos de ver el vaso medio lleno. ¡Felices fiestas!