Decoraciones, por Rogelio

ROGELIO

Curiosos datos se conocieron la semana pasada sobre los gustos de nuestros políticos al decorar sus oficinas.

Así, se supo que el despacho presidencial cuenta con acuarelas de Miró y Dalí, que fueron prestadas con cargo a ser devueltas al Museo de Arte Contemporáneo (MAC) al término del gobierno aprista. Mientras expertos discuten si las obras pertenecen a la escuela surrealista o ‘zurrista’ (léase, la de los presidentes que se zurran en devolver préstamos), muchos contrastaron la sofisticada decoración palaciega con la del despacho congresal de Josué Gutiérrez, que está adornado con una foto gigante o ‘gigantografía’ que lo muestra junto a Nadine.

El concepto decorativo de Josué podrá ser peculiar (dijo tener ¡ocho! fotos similares), pero nada hay de ilegal en decorar un despacho con un ‘touch’ Corea del Norte, colgando gigantografías del líder (o lideresa). Algunos incluso creen que Josué podría ayudar a resolver la disputa MAC-Presidencia, intercambiando siete de sus gigantografías por las acuarelas y donando luego las valiosas obras al museo. Trascendió que la idea gusta al nacionalismo, que solo ha puesto como condición al MAC que, al exhibir las acuarelas, inserte en ellas una imagen de Dalí, Josué y Miró saludando efusivamente a Nadine.

¿Y la octava foto gigante de Nadine? Será colocada en el despacho del premier Cornejo. La idea es recordarle permanentemente que, como su antecesor Villanueva, él también es mortal.