Evo ocasionalmente la embarra, como cuando confesó que pensaba que el ébola era un bicho (nos preguntamos qué pensará el ébola de él). Pero, al Evo lo que es del Evo, sus ideas a nadie dejan indiferente. Ahora ha arremetido contra policías y militares obesos, criticando su alimentación, negándoles ascensos y prohibiéndoles llevar uniforme (asumimos que patrullarán en pañalón de sumo).
Hay quienes elogian las nuevas políticas, pues son parte de la constante preocupación de Evo por cómo se alimenta la población. Efectivamente, recordemos que, años atrás, Morales revolucionó la ciencia nutritiva al culpar a los transgénicos por las “desviaciones” homosexuales y la calvicie de los europeos.
Sin embargo, otros califican las medidas de incongruentes. Tal es el caso de APG (Asociación de Policías Gordos), que no debe ser confundida con AGP (quien, dicho sea de paso, podría tener problemas si fuese policía boliviano). APG aduce que sus miembros vienen siendo discriminados, pues ni siquiera Evo, responsable máximo de las Fuerzas Armadas y policiales, cumpliría con los nuevos requerimientos.
No les falta razón a los críticos, pero esto suele ocurrir cuando se tiene una posición de poder. Bien dicen los famosos versos: “Pobre del policía boliviano panzón, cuyo destino es la liposucción / pero qué importa una panza prominente, cuando eres el presidente / solo usa tus vestimentas ceremoniales, y esconderás tu falta de abdominales”.