Primer acto: El 14 de julio, José León, vocero de la bancada toledista, proclama que “Perú Posible no aprueba, no ve como positiva la propuesta de Ana María Solórzano” para la presidencia del Congreso, a causa de su “falta de peso político”, por lo que se abstendrá de votar por ella. Y ante la observación del oficialista Omar Chehade de que ello significaría hacerle el juego a la oposición, dice que se trata de declaraciones “poco inteligentes y elegantes” y aclara que su abstención alcanzará también a “la lista que plantee la oposición extrema”.
Segundo acto: Una semana más tarde, León revela que la decisión de abstenerse se ha convertido ya solo en “una posibilidad”, aunque respaldada todavía por la mayoría de la bancada. Advierte, eso sí, que no existen negociaciones con el gobierno para convertir el rechazo en espaldarazo.
Tercer acto: El 26 de julio, tras una cita en Palacio, Perú Posible vota a favor de Solórzano y León arguye– olvidando inteligencia y elegancia- que lo han hecho porque la abstención habría implicado el triunfo de la oposición radical.
¿Cómo se llama la obra? No hace falta decirlo. Pero en cualquier caso, con tanto circo en Lima, Perú Posible haría bien en asegurar a su vocero, pues ya sabemos lo cotizados que son los leones de ese tipo en tales espectáculos errantes.