Debemos de expresar nuestra solidaridad con “la embajadora del pueblo” Aída ‘Mocha’ García Naranjo y manifestar nuestro más enérgico rechazo por el acto de maldad política que han cometido contra ella esta semana. Y es que, sin mayor explicación, nos venimos a enterar por las normas legales de “El Peruano” que ‘Mocha’ no es más nuestra insigne representante en la hermana República Oriental del Uruguay.
De buenas a primeras, ‘Mocha’ se quedó sin embajada, con todo lo que ello significa: no podrá despedir con una serenata al Pepe Mujica cuando acabe su mandato, deberá olvidarse de los vinos tannat (¡con lo difícil que son de encontrar en Lima!) y la próxima vez que coma parrilla, serán unas humildes salchichas en el patio de una casona del Centro de Lima, en un evento pro fondos de algún partido de izquierda para la compra de un nuevo mimeógrafo. ¿Hay derecho?
Pero lo más cruel de este súbito retiro es, sin dudarlo, que le impidan terminar de disfrutar el Mundial en un país participante de tan importante evento deportivo. ¿Cómo nos sentiríamos nosotros si, súbitamente, debemos dejar de alegrarnos por un triunfo de Uruguay frente a Inglaterra, y debemos pasar a celebrar un empate entre el Real Garcilaso y el Sport Huancayo? Pocos sobreviviríamos a dicho trauma.
¿Por qué tanta mezquindad con alguien que lo dio todo en el servicio diplomático de su país? Este caso merece toda nuestra indignación y solidaridad. ¡‘Mocha’ dignidad!