La campaña electoral limeña podrá ser memorable por muchas cosas menos por las propuestas políticas, casi ausentes de la discusión mediática.
Aquí nadie nos ha prometido, a diferencia de uno de los candidatos a la presidencia regional de Apurímac, que pagará los gastos para arreglar nuestras dentaduras. No hemos visto tampoco que alguien se vista de ‘jedi’ y nos proponga “liberarnos del lado oscuro”, cosa que sí han podido hacer en Ucayali. ¿Y acaso alguien nos ha asegurado, como el candidato a una alcaldía arequipeña, que gobernará “con los rocotos bien puestos”?
Lo peor de todo, sin embargo, es que ningún candidato, a diferencia de lo que pasa en Áncash, ofrece darnos S/.500 mensuales por familia para que vivamos “el verdadero chorreo económico del canon”. ¿No necesitamos los limeños también un poco de liquidez en estos tiempos de incertidumbre conyugal y frenazo económico?
Basta ya, no es suficiente para mí. Es por la ausencia de estas ofertas picantes en la capital que he decidido votar por Luis Castañeda Lossio. Y es que al menos él, que no promete ni ofrece mucho, según la espontánea declaración que nos han hecho llegar desde el seno de su campaña, por intermedio de un vocero, dos asesores, un practicante y un editor, lo hace por una buena razón: “Me gusta pensar que si no hablo mucho es porque prefiero escuchar”. Eso es lo que necesitamos: un alcalde que esté cerca de la población.