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Mario Vargas Llosa señaló que en el 2016 se opondrá a la candidatura de Keiko Fujimori. Evidentemente, estas declaraciones salen del rencor de haber perdido contra el padre de Keiko en las elecciones de 1990. No importa que ya hayan pasado 24 años desde entonces. Tampoco que en dicho período el escritor haya publicado más de 20 libros, ni que haya recibido algunas distinciones, como un tal Premio Nobel. Queda clarísimo que Vargas Llosa es un envidioso del que ahora está preso por violación de derechos humanos y robo, y que antes fugó renunciando por fax a la presidencia desde Japón.
Porque, además, ¿de cuándo acá a Vargas Llosa le ha importado la democracia y la libertad? ¿Acaso tiene varias columnas y ensayos publicados sobre el tema? ¿Acaso declara constantemente contra las dictaduras? ¿Acaso se define como liberal? ¡Nada de eso!
Y, por último, ¡Keiko no es su padre! Está bien que haya construido su carrera política en base a él. O que él salga en los afiches de todos sus locales partidarios. O que esté rodeada de quienes fueron ministros y congresistas de su padre. O incluso que haya prometido indultar a Fujimori en el caso de salir elegida. ¡Keiko no es su padre y punto!
Sí, queda clarísimo que Mario Vargas Llosa es un resentido. Debería aprender de quienes querían que Keiko gane la segunda vuelta del 2011. Ellos sí que lograron superar rápidamente sus resentimientos políticos hacia el escritor por haber apoyado a Humala.
