Esta semana, un grupo de desconocidos congresistas presentó un amparo contra la Dirección Nacional de Inteligencia (DINI). ¿El motivo? Ninguno de ellos había sido espiado por dicha agencia, lo que –según ellos– vulnera su derecho fundamental de participación política.
En una poca concurrida conferencia de prensa, los padres de la patria explicaron la situación. “Se trata claramente de una actitud discriminatoria de parte de la DINI. Nosotros también tenemos secretos. ¿Por qué no quieren averiguarlos? ¿Qué tienen los otros congresistas que no tengamos nosotros?”, exclamó indignada una de las congresistas. Parafraseando a Lucha Reyes, otro de los parlamentarios agregó, inspirado: “Odio queremos más que indiferencia, pues el rencor ayuda más a la reelección que el olvido”. La conferencia de prensa terminó abruptamente, cuando, por error, el equipo de mantenimiento del Congreso apagó los equipos electrónicos al pensar que no quedaba nadie en las instalaciones.
Consultada sobre el particular, la presidenta del Consejo de Ministros, Ana Jara, tuvo dificultad para recordar el nombre de los legisladores. Sin embargo, prometió ver el tema personalmente para corregir la situación. “En el gobierno de la inclusión social, nadie puede ser excluido”, agregó.