A las críticas por el operativo policial que supuso la detención de una camioneta que transportaba yeso en Barranca, el ministro Urresti ha respondido que desde el principio él señaló que la carga del vehículo era esa y que el propósito de quienes lo conducían era hacerles “el cambiazo” a unos narcos colombianos. Es decir, entregarles el yeso haciéndoles creer que era cocaína.
Así las cosas, la intervención a la camioneta solo admite dos explicaciones: o el delito que se quería evitar era que estafasen a los mentados colombianos, o de pronto el traslado y comercio de sulfato de calcio hidratado (yeso) se ha convertido en una actividad que merece sanción penal en el país. Que el ministro escoja el despropósito del que quiere hacerse cargo.
Cambiazo, por otra parte, fue más bien el que se hizo entre las cifras de las cantidades de yeso y cocaína halladas –esta última en una casa y no en la camioneta– durante el referido operativo (418 paquetes de lo primero y 62 de lo segundo). Pero sobre esto, el jefe de la Dirandro, Vicente Romero, ha salido a decir que todo se debió a un “error tipográfico” en el informe elaborado por su institución. La verdad, sin embargo, es que la única explicación para una confusión tan gruesa a la hora de escribir es una mano enyesada.