Susy: profeta en Nueva York, por Damita de Hierro

Que una apasionante semana para los televidentes estadounidenses, quienes, gracias a Fortuna (hecha carne en la pericia de algún productor incógnito), por primera vez pudieron recrearse con  la magia de Susy Díaz. 

Para aquellos que no hayan tenido la suerte de ver su presentación, la cosa va así: mientras se filmaba un concierto en vivo en Nueva York, Susy -escabulléndose desde el público- se situó estratégicamente detrás de un grupo femenino de cantantes adolescentes, en ángulo perfecto para estar en la mira de un camarógrafo. Y puesto en simple, se robó el show. El glorioso momento solo duro lo que le tomó al policía más cercano interrumpir su baile indiscreto, pero fue suficiente: cinco segundos de cámara bastaron y ya Susy había conquistado al frío mundo anglosajón.  

Mayor todavía ha sido el impacto de su movimiento de caderas para nuestro país. Con esa aparición habría comenzado la campaña del 2016. El próximo 28 aparecerán, detrás del estrado presidencial, unos labios rojo carmín, y durante la parada militar un perfume profundo, preámbulo de un meneo inesperado, sería el espectáculo principal. 
Tiemblan el teteo de Alan; tiembla la prosa beata de Urresti; tiembla, como una fronda sombría, la esperanza de Ana Jara; tiemblan hasta los chiquitos y débiles outsiders. Ha principiado la campaña en Manhattan.