La semana pasada se difundió un obsceno video: parlamentarios fujimoristas contoneándose al ritmo de “Happy”, la canción de Pharrell Williams, para celebrar el cumpleaños de Keiko. Sin conquistar, es cierto, las alturas olímpicas del teteo alaniano, puedo asegurar que los pasos de la Cuculiza (donde el ‘urban pop’ encuentra al vals criollo) y la imagen de una ocurrente Martha Chávez, que demostró lo ‘happy’ que la pone la Constitución de 1993 bailando con ella, quedarán grabados en mi memoria.
Sin embargo, donde creí ver una noticia alegre (el fujimorismo intentando derrotar otra vez a Sendero al reemplazar a “Zorba el griego” en la cima de la cosmovisión político-musical peruana), pronto Abugattás señaló el desatino (él, como siempre, lleno de la sabiduría de quien ha aprendido de todos los errores posibles).
Pues, en síntesis, según Abugattás, el video filmado en las instalaciones del Congreso muestra: 1) Que los fujimoristas “creen que el país es su chacra”, algo que él ya comprendió que no es cierto para nadie, aunque a la mala, cuando sugirió hacer un centro de convenciones para el Congreso en la playa Punta Negra. 2) Que “esas imágenes le pasarán factura a Martha Chávez por el resto de su vida”, lección sobre la duración infinita de la vergüenza aprendida por él cuando comenzaron sus prolongados soliloquios ideales para mandar a todos al carajo. Y 3) que los fujimoristas creen que “la sede del Congreso es su teatro”, concepción del Palacio Legislativo que un Abugattás más joven compartía embarcándose en alguna que otra pelea parlamentaria, cosa que sin embargo hace años no se repite.