Este adjetivo culto, que proviene del latín opimus, se usa en castellano desde principios del siglo XVI, con los significados de ‘rico’, ‘fértil’, ‘abundante’. Pero también es temprana, en España y en América, la variante incorrecta ópimo, -a, que se explica por influencia de otros latinismos esdrújulos, especialmente de óptimo, superlativo irregular del adjetivo bueno, ese sí correctamente esdrújulo. Un caso inverso y mucho más difundido es el del incorrecto plural *alfereces en vez del correcto alféreces.
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