Esta locución tiene –en el Perú y en otros países del área andina– el sentido figurado de “estar presente en el coloquio íntimo de una pareja de enamorados” (DRAE 2001). Pero esta definición no corresponde, en realidad, a tocar violín, sino a la equivalente expresión peninsular llevar la cesta, pues tocar el violín tiene en España el sentido de “no hacer nada de provecho”. Reflexión: no hay terreno más movedizo en la lengua que el de los modismos.
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