Esta frase, al parecer exclusiva del Perú, entre despectiva y humorística, expresa la decisión de postergar la atención de personas de poca importancia para dedicarla a quienes sí la tienen, especialmente en el ámbito político. Está cayendo en desuso y por eso llama la atención que la emplee un escritor como Jaime Bayly: “No conteste […]. Estamos con la señorita Patty. No atendemos provincias” (Los últimos días de la Prensa, Lima 1996, p. 89).