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El Habla Culta

En la lengua general se documenta el verbo hambrear ‘padecer hambre’, ‘mostrar alguna necesidad, excitando la compasión y mendigando remedio para ella’. Sin embargo, en el castellano del Perú y varios otros países de la América hispana se registra el participio adjetivado hambreado, -a, aplicado a la persona que padece penurias o pasa hambre. Véase un ejemplo de Alfredo Bryce, en La vida exagerada de Martín Romaña: “… en los ojos de un ancestralmente hambreado y paupérrimo viejo andrajoso peruano había encontrado más-brillo-más-vida que en tantos ojos de veinte años…” (Barcelona 1995, p. 256).