Este sustantivo, que en la lengua general designa a un pequeño reptil, es diminutivo de lagarta (DRAE 2001). En el académico Diccionario de americanismos (2010) se lee esta acepción peruana de lagartija: “Persona astuta, taimada, de mala reputación”. El término va generalmente acompañado del adjetivo tremenda. Véase este ejemplo de uso en un conocido vals de nuestro compositor Mario Cavagnaro: “Soy tremenda lagartija / y aunque a nadie le hago mal, / a la mamá y a la hija, / correteo por igual”.