Diana Seminario

Las próximas dos semanas serán decisivas para el futuro de nuestra región. Este domingo 15 de octubre se realizará la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Ecuador; y el 22, los argentinos irán a las urnas en medio de una crisis económica e hiperinflación que los asfixia. Las opciones de que la derecha gane en ambos países son bastante realistas.

Luego de que el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso, acortara su mandato, los ecuatorianos vuelven a las urnas este domingo, en medio de una ola de violencia protagonizada por el crimen organizado y bandas de narcotraficantes que terminaron con la vida del candidato Fernando Villavicencio, lo que obligó a un reacomodo del tablero electoral, colocando en el balotaje a los candidatos Luisa González, del Partido Movimiento Revolución Ciudadana de Rafael Correa, y Daniel Noboa, de Acción Democrática. Según los últimos sondeos, el favorito es Noboa con el 55,16% de los votos válidos, mientras que a González le otorgan el 44,84%.

En el caso de Argentina, el mayoritario triunfo de Javier Milei, de La Libertad Avanza, en las primarias lo coloca en una posición favorable frente al oficialista Alberto Massa, ministro de Economía del gobierno de Alberto Fernández. Según la mayoría de las encuestas de intención de voto, Milei tiene el 35,3% de apoyo, seguido por Massa con 30% y Patricia Bullrich con 25%. Sin embargo, una encuesta de la consultora CB ubica a Milei con el 47,2% y a Bullrich con 40,7%. Este mismo estudio coloca a Massa en un tercer lugar con 37%. Tras estos números, la posibilidad de que el candidato de La Libertad Avanza pueda ganar en una primera vuelta no parece lejana. Según las normas electorales de Argentina, un candidato necesitaría recibir el 45% de los votos, o el 40% y 10 puntos más que la persona que ocupa el segundo lugar en la contienda para ganar en la primera vuelta.

De darse los resultados que apuntan las encuestas, no sería la primera vez que América del Sur volvería a mirar hacia la derecha. Sin embargo, esto no es garantía de éxito si los ganadores no gobiernan de acuerdo con el mandato popular.

El excandidato presidencial de Chile José Antonio Kast así lo advertía en una entrevista publicada el domingo en este Diario.

“Hay gobiernos que se denominan de derecha que no se atreven a gobernar con sus propias ideas y dicen: ‘Voy a dar gestión, pero también a tomar algunas banderas de la izquierda para hacerme más popular’. La izquierda destruye la economía y después aparece la derecha para arreglar todo por un tiempo, y después le devuelve a la izquierda para que vuelva a malograr lo hecho. Los expresidentes Duque [Colombia], Piñera [Chile] y Macri [Argentina] cayeron en la tentación de creer que dando gestión lo que les faltaba era popularidad”, dijo Kast.

Las próximas elecciones en la región son vitales, pues no solo definirían su rumbo político, sino también su futuro. Venimos enfrentando una de las peores crisis de seguridad ciudadana y crimen organizado en la región, además de una paralización económica que afecta gravemente nuestro crecimiento. Solo con medidas responsables y concretas podremos salir del hoyo.

¿Y en casa cómo estamos? A más de dos años de las elecciones generales, no se vislumbra aún una candidatura de consenso que marque el camino de una democracia segura, con una economía abierta y con verdaderos líderes que puedan enfrentar la corrupción que parece insuperable.

De lo que pase a nuestro alrededor dependerá también nuestro futuro. Vale mirarse en el espejo.

Diana Seminario es periodista