Nunca cambies, PPK. Sigue menospreciando la estrategia política y el tacto social. Lo importante es solo ser un buen gobernante y no parecerlo. Además, con una bancada pequeña que parece ensamblada con chicle, y enfrentados a una mayoría opositora aplastante e intransigente (pero disciplinada), no es vital para tu gobierno contar con el apoyo popular y hacer gestos políticos importantes. Con el destrabe basta. Si algo ha probado el pueblo peruano es que es paciente y que esperará tranquilo, sin afectar tu aprobación presidencial, hasta tu tercer o cuarto año de gobierno cuando las reformas económicas y de seguridad recién empiecen a mostrar resultados tangibles en sus bolsillos, en sus hogares y en las calles. Continúa, por cierto, convocando al diálogo y luego pechando a la oposición. Sigue diciendo una cosa y luego otra. Es que es como todo. Hay cosas que ni qué. ¿A quién le puede generar desconfianza un presidente vacilante?, ¿tengo o no tengo razón?
Nunca cambies, Keiko. Sigue comportándote como una ‘bully’ a la que solo le importa exhibir su poder a la primera oportunidad en que consigue una cuota importante de él. Total, no es que ya tengas suficientes episodios de abuso de poder y autoritarismo en tu mochila, ¿no? No des entrevistas, y cuando hagas apariciones públicas, hazlo solo para lanzar petardos contra el gobierno, y nunca para reconocer logros o apoyar reformas, ni siquiera aquellos en los asuntos que tu propio plan de gobierno contemplaba como importantes. La gente adora a los malos perdedores. Por eso, sigue azuzando y alentando los vítores y cánticos de guerra de los Galarretas, Chacones y Becerriles que te rodean. Eso de que la barra brava siga alentando en el minuto 99 cuando el árbitro ya tocó el pitazo final, el otro equipo ya se fue, y apagaron las luces del estadio, tiene mucho sentido.
Nunca cambies, Luis Castañeda. Sigue burlándote de todos los limeños con tu gestión oscura, que te permite invertir millones en la construcción de múltiples ‘by-pass’ y luego retroceder a tu antojo. ¿Expedientes técnicos, sustento, siquiera explicaciones razonables a la ciudadanía? Naaa, eso solo le importa a los “pitucos metidos a zurdosos”. La rendición de cuentas y un gobierno transparente son solo exquisiteces caviares. Ah, y a nadie se le ocurra preguntarle por cosas más incómodas con implicancias penales, como su relación con el hoy preso Leo Pinheiro de OAS o el Caso Comunicore. Abran paso, que eso “no le toca” al ‘rey del concreto’.
Nunca cambies, Frente Amplio. Sigue manejando un doble estándar. Todos saben que las dictaduras son relativas. Porque si vienen de Fujimori o Pinochet, es por su inherencia opresora propia del imperialismo capitalista; en cambio, cuando se tratan de Chávez, Maduros y Castros, se tratan más bien de “errores”. Además, ¿por qué usar la palabra ‘dictadura’ cuando más bonito es hablar de “compleja situación política, económica y humanitaria”? Tan contundente como una taza de manzanilla tibia.
Nunca cambies, Apra. Sigue actuando como el furgón de cola del fujimorismo. ¿Para qué estar en la locomotora, y tratar de encontrar algún ideal coherente en un partido de más de 90 años de existencia? ¿Acaso alguien recuerda, a estas alturas, qué pensamiento económico o social representa el aprismo? Además, cuando estás atrás, siempre puedes lanzar las piedras (o falsedades o intrigas) y luego esconder la mano.
Nunca cambies, Barnechea. ¿Si a ti no te importó el país solo porque no votó por ti en primera vuelta, por qué nos debería importar un chicharrón si cambias o sigues igual?
Que tengan un venturoso año 2017, queridos lectores. Nunca cambien.