¿Estamos creciendo en felicidad?, por Juan Arroyo
¿Estamos creciendo en felicidad?, por Juan Arroyo
Ian Vásquez

¿Estás en la mediana edad y te sientes crónicamente insatisfecho con tu vida? ¿Has llegado además a ser una persona objetivamente exitosa, que tiene mucho que agradecer o que, por lo menos, tiene una vida respetable? No te preocupes, dice Jonathan Rauch, estás en la punta baja de la curva de la –el título de su nuevo libro (“The Happiness Curve: Why Life Gets Better After 50”)–, algo transitorio que aparentemente es común pero no muy reconocido popularmente.

Rauch, de 58 años, es un intelectual estadounidense reconocido y muy respetado, especialmente en Washington, D.C., donde trabaja como académico en Brookings Institution. Por varias décadas ha escrito libros y artículos influyentes sobre diversos temas de política pública. Experimentó el éxito tanto en su carrera como a lo largo de su vida privada desde una temprana edad. Cuando se acercaba a los 40 años, sin embargo, empezó a sentir un descontento que le duró más de una década a pesar de tener una vida privada estimable y de seguir triunfando en lo profesional.

Finalmente, después de haber cumplido 50 años, y sin esperarlo, el malestar se desvaneció. Tanto le impresionó la experiencia que lo empezó a investigar. Descubrió que hace unos 15 años, los académicos comenzaron a encontrar una regularidad antes no detectada. La felicidad es relativamente alta en la juventud, la mediana edad se caracteriza por una creciente insatisfacción que es distinta a la crisis de mediana edad (algo relativamente inusual) y la edad avanzada se caracteriza por una felicidad creciente y alta.

Curiosamente, este patrón no lo descubrieron psicólogos o sociólogos, sino diversos economistas usando ‘big data’ o bases de datos masivas. Uno de ellos fue la economista peruana-norteamericana Carol Graham, quien ha sido vicepresidente de Brookings. Ella también vivió un punto bajo durante sus años cuarenta a pesar de ser muy exitosa. Sus estudios, confirmados por otros investigadores, muestran que la curva de la felicidad se encuentra alrededor del mundo. Los países ricos, sin embargo, tienden a ser más felices en general y el punto bajo en la curva de la felicidad tiende a ocurrir a una edad más temprana (47 años) que en los países pobres. Los países ricos gozan de una felicidad mayor y de un aumento en la felicidad durante más años.

¿Por qué existe la curva? Parte de la explicación no sorprenderá. En la mediana edad hay más responsabilidad y más estrés. Quizás lidiaste con una enfermedad seria, tuviste un divorcio o un amor frustrado, murió un amigo o pariente joven, se enfermaron o murieron tus padres, te ocupaste de criar a tus niños, aumentaron tus compromisos laborales, etc. Rauch, sin embargo, encontró que algo más está sucediendo.

En la juventud, la gente tiende a tener expectativas altas, muy optimistas y no realistas. Típicamente, no se realizan. Por eso, desde la edad de los 20, la felicidad empieza a caer en la medida en que no se alcanzan las expectativas. Pero estas también empiezan a caer al mismo tiempo. Eso no evita que la felicidad siga cayendo. Para quienes están en sus 40, el pasado no parece haber llegado a lo esperado y el futuro se espera que seguirá decepcionando. En la gente altamente exitosa el sentimiento es más agudo, pues sus expectativas son más altas y objetivamente no pueden justificar su malestar. Pero en algún momento las expectativas se vuelven más realistas –ya sea por pura experiencia de la vida, cambio de valores u otros factores– y la satisfacción empieza a superar la expectativa.

La vida luego de cumplir 50 empieza a ser más gratificante y, paradójicamente, quienes están en sus 70 reportan la más alta felicidad, cosa que los psicólogos también encuentran. Lo que reporta Rauch rompe varios conceptos populares, trata un tema poco discutido y sugiere un final feliz.