Los gobernantes suelen creer que la impericia o incapacidad de alguno de los miembros de su equipo no los alcanzará si tratan de marcar distancia, hacen declaraciones altisonantes que pueden sonar a jalón de orejas y mantienen un gesto adusto y reprobatorio cuando la prensa les toca el tema. El asunto se torna serio e indignante cuando la incapacidad del funcionario en cuestión se lleva consigo vidas humanas. Estamos hablando de la ministra de Salud Rosa Gutiérrez Palomino y de su lamentable actuación frente al dengue.
Nuestro país ocupa los primeros lugares en cuanto a muertes relacionadas con enfermedades y, según la Organización Panamericana de la Salud, el Perú ocupa el segundo lugar, después de Venezuela, en letalidad por dengue en América.
Desgraciadamente, estas cifras no nos sorprenden si consideramos el triste antecedente de haber sido uno de los países que peor manejó la pandemia del COVID-19 y el que tuvo la mayor cantidad de muertos por número de habitantes.
Como sabemos, la desgracia que vivimos en pandemia tiene un nombre: Martín Vizcarra. Y, como si de una maldición se tratara, la (hasta ahora) ministra de Salud fue una de las fundadoras del partido político del expresidente.
Por si fuera poco, Gutiérrez no solo tiene el triste mérito de haber sido partidaria de Vizcarra, sino que pareciera que, como buena discípula, ha aprendido las mañas de su líder político.
“Considero que es un tema político, probablemente estamos destacando porque hemos hecho Chequéate Perú. Voy a seguir siendo ministra de Salud mientras tenga el respaldo de la presidenta Dina Boluarte”, ha dicho muy oronda la ministra cuando las cifras de fallecidos por dengue no dejan de aumentar.
Cómo olvidar cuando Vizcarra rechazaba toda crítica a su lamentable gestión en el manejo de la pandemia. No solo no hacía autocrítica, sino que atribuía a sus críticos un afán de figuración.
La ministra Gutiérrez también insiste en afirmar que “hay un descenso claro” en los casos de dengue, cuando las cifras dicen exactamente lo contrario. Solo en Piura ya suman 63 muertos y hay más de 39 mil casos. ¿Se acuerdan de la famosa meseta de Vizcarra y el COVID-19? Fuimos testigos de cómo trataba de convencernos de que, una vez que “alcancemos la meseta”, los casos iban a disminuir. Otra vil mentira.
Lo cierto es que en el país los casos de dengue se acercan a los 135 mil.
Además, el 1 de junio la ministra Gutiérrez designó a Rocío Espino Goycochea como directora general del Centro Nacional de Abastecimiento de Recursos Estratégicos en Salud del Ministerio de Salud (Cenares). Cargo que también ocupó desde el 1 de junio del 2020, durante la gestión de Vizcarra Cornejo.
Espino tampoco ha estado ajena a la controversia, pues se debió presentar ante la Comisión de Fiscalización del Congreso en abril del año pasado en el marco de las investigaciones por presuntas irregularidades o negligencias durante el manejo de la pandemia del COVID-19.
En el Congreso ya tienen lista la interpelación a Gutiérrez y, además, una moción de censura. La presidenta Dina Boluarte y el presidente del Consejo de Ministros Alberto Otárola debieran evaluar seriamente la permanencia de la ministra de Salud en el Gabinete. Esta es una cuestión de vida o muerte y, si no toman medidas radicales, serán inevitablemente corresponsables de sus acciones.