La elección de Alejandro Soto –Alianza para el Progreso (APP), de Cusco– en la presidencia de la Mesa Directiva (MD) del Congreso prolonga, por ahora, el estado de aparente control que mantiene la coalición gobernante con el objetivo de sostenerse hasta el 2026. De hecho, a pesar de que Fuerza Popular –uno de los integrantes del bloque– dice ubicarse en la oposición, la lista ganadora es percibida como oficialista. La coalición, pues, ha ganado. Por lo demás, no debe descartarse que emisarios gubernamentales hayan hecho un último refuerzo en las horas previas a la elección.
¿Cómo llega la lista ganadora? Con la presidencia de Soto, APP retoma el liderazgo congresal, tras el mandato de José Williams. La de Soto será seguramente una gestión más cercana al liderazgo partidario que se proyectaba con Eduardo Salhuana, la otra opción que se evaluó hasta la víspera. Si la presencia de César Vásquez en el Gabinete (congresista entre el 2016 y el 2019, con licencia del partido, pero con indudable cercanía a los Acuña) dejaba ver un vínculo con el Ejecutivo, la gestión de Soto será el indicador de las cercanías que realmente se tienen.
Fuerza Popular, en tanto, tiene con Hernando Guerra García a uno de sus principales voceros en la Mesa Directiva. Habrá que ver si la oposición que reivindicaba la lideresa del partido, Keiko Fujimori, hace algunas semanas tiene espacio en una MD que, como ya se dijo, se percibe como oficialista.
Avanza País, por su parte, llega algo desgastada después de la discreta gestión de Williams al frente del Parlamento, con algunas fricciones dentro y fuera de la bancada. Entre la posición principista de algunos de sus integrantes y el pragmatismo de otros, seguramente los roces se mantendrán.
La real incógnita es qué pasará con Perú Libre, que fue el primer grupo que lanzó a su representante en la MD sin tener siquiera una alianza cerrada. La otrora mayor bancada (37 representantes al instalarse en julio del 2021) se sigue desmoronando y, aun así, se las arregla para tener un espacio en la MD: saca fuerzas de la debilidad.
El Ejecutivo, entre tanto, permanece con la orfandad oficial en el frente parlamentario, aunque desenlaces de última hora grafican cierta voluntad por no quedarse con los brazos cruzados en una elección que le resultaba vital. De hacerse públicos los votos, ¿podrá identificarse con qué bancadas se han dado acercamientos? La respuesta, seguramente, llegará en las próximas semanas.
Tampoco debe descartarse que en las tratativas haya jugado algún rol el uso de los recursos que el Ejecutivo controla, como el presupuesto nacional del 2024, que debe empezar a elaborarse en pocas semanas.
Es en este contexto que la presidenta Dina Boluarte acudirá mañana al Congreso para dar, como corresponde por mandato constitucional, su mensaje a la nación: se mantiene la coalición gobernante y, junto con ella, su indiferencia hacia lo que la población demanda.
Han pasado pocos días de la protesta del 19 de julio, en la que una variada gama de sectores se manifestó por el adelanto de comicios. Además, se ha difundido un sondeo que reporta que el 80% de los encuestados (dos puntos porcentuales menos que en mayo) cree que esa salida (las elecciones anticipadas) es “lo más conveniente para el país” (IEP, “La República”, 23/7/2023).
Pero tanto en la plaza Bolívar como en la Plaza Mayor parecen haber optado por hacer oídos sordos de los llamados y continuar como si no pasara nada. Actualizar, de alguna manera, una versión de la Madame Kalalú de Rubén Blades, sobre todo en aquel estribillo en el que ella dice: “háblame más fuerte que no veo”.