BCP: El BCR no subirá su tasa de interés al menos hasta marzo
BCP: El BCR no subirá su tasa de interés al menos hasta marzo
Carlos Adrianzén

Existen diversos diagnósticos respecto a lo que sucede con el dólar y la inflación. El más repetido refiere una supuesta causa única: el fin del ciclo exportador. Al deteriorarse el precio de nuestros principales productos, se habrían deprimido –automática e instantáneamente– las exportaciones, el crecimiento y la recaudación. Esta creencia es falsa. 

Es cierto, los precios de algunas exportaciones han caído, pero los términos de intercambio han caído menos. Estos últimos persisten relativamente altos (50% mayores a los registrados a principios de la década pasada) debido a que los precios de importación han caído también. 

Por más que no nos guste oírlo, exportamos cada vez menos fundamentalmente por nuestra baja competitividad y porque arrastramos un dólar distorsionado, cargas tributarias ilusas y entrabamientos generalizados a la inversión privada. El declive inversor privado y el enfriamiento productivo actual resultan lógicos y tienen un origen local.

En este ambiente, sin embargo, muchos apuntan a avasallar al Banco Central de Reserva (BCR). De hecho, los pedidos para que su próximo directorio sea más afín con intereses mercantilistas han tomado cuerpo. Hoy, ciertos candidatos sostienen que dispondrán un dólar algo más amistoso con estos grupos de interés. 

Una discusión así requiere tener el panorama claro. Recordemos que un banco central puede hacer mucho daño. La historia del BCR abunda en accidentes macroeconómicos que pudieron ser evitados con una cuidadosa, impopular y autónoma gestión monetaria. 

Algunos repiten que en los últimos 25 años las cosas han cambiado y para bien. No obstante, los sucesivos directorios del monopolio estatal han repetido su inclinación por controlar el dólar y han abdicado de su responsabilidad de asegurarnos una inflación baja. 

Hay quienes sostienen que se hizo esto con gran visión. Primero bloqueando la diversificación global de los ahorros previsionales en las AFP mientras emitían activamente para acumular divisas impidiendo que el dólar tome su valor de mercado (período 1993-2011). Luego, cuando las exportaciones y los influjos de inversión extranjera se derrumbaron, vienen quemando divisas a un ritmo que ya no pueden sostener.

El trabajo del actual directorio del BCR ha sido mediocre. No solo ha incumplido recurrentemente con su meta inflacionaria, sino que está maniatado con un dólar distorsionado que le complica la vida a los sectores transables locales. 

Si no reaccionamos oportuna y ordenadamente, el desenlace es previsible. Otra vergüenza más para la historia del BCR. 

Sin embargo, entendamos que manosearlo o entregarlo a intereses exportadores o importadores resultaría una opción tan mala como esperar pasivamente que todo se complique. 

Hoy la salida implica limitar su accionar claramente. Autónomamente el BCR debe enfocarse en asegurarnos una inflación baja. Aunque duela. Para ello, los ahorros de los trabajadores en las AFP deben diversificarse globalmente y se debe dejar de controlar el tipo de cambio. 

Caso contrario, los peruanos ya conocemos cómo un rebrote inflacionario y una drástica devaluación (hoy anticipada a voces) pueden robarse de golpe los ahorros previsionales de la gente.