Una de las frases más repetidas últimamente es que el mundo ya no será el mismo después de esta pandemia. Sí, pero ¿cómo será? ¿Cuáles de nuestros nuevos hábitos permanecerán y cómo condicionarán la manera en que vivimos, nos relacionamos y consumimos? Aquí algunas de mis previsiones.
1. Teletrabajo. Muchos creen que los trabajos que se vienen haciendo en casa ya no regresarán a la oficina luego de la cuarentena. Yo no estoy tan seguro. Una cosa es trabajar desde la cocina por unas semanas y otra hacerlo permanentemente (más aún cuando vivimos en espacios cada vez más pequeños). Pero sí es seguro que el teletrabajo será mucho más común, lo que reducirá la demanda por oficinas y aumentará la de Internet de alta velocidad.
2. ¿Te has lavado las manos? Los consumidores serán mucho más exigentes en cuanto a la salud e higiene de aquellos con quienes interactúan. Las empresas tendrán que asegurarse de que sus clientes perciban su atención a ese detalle. El empaque de muchos productos tendrá que ser rediseñado.
3. No voy en tren, ni en avión. Por un buen tiempo, muchas personas seguirán renuentes a viajar fuera de su país. El turismo interno aumentará, pero el internacional, a destinos “exóticos” como el Perú, se verá seriamente afectado. Muchas empresas quebrarán y otras tendrán que reinventarse.
4. Cómpralo en Internet. Los negocios minoristas que no inviertan en plataformas digitales tendrán que resignarse a ver el pasado con nostalgia. Lamentablemente, pocas empresas peruanas están bien preparadas para el comercio virtual. Las páginas web de los supermercados y tiendas por departamento son una lágrima, y la última vez que pedí algo a una farmacia se demoraron 90 minutos en entregarlo. Es el momento preciso para entrantes avezados.
5. No te pares tan cerca. Los modelos de negocios basados en reunir gente en espacios cerrados (cines, teatros, eventos) enfrentarán serias restricciones y tendrán que ser necesariamente repensados. Algunos serán inviables.
6. Teleterapias. Es probable que la menor interacción social y el desempleo en el que muchos se encontrarán aumenten los episodios de depresión y otros problemas psicológicos. Las terapias virtuales serán más comunes que antes del COVID-19.
7. Virtualmente educados. Otro lugar común es que las instituciones educativas tendrán que transformarse en virtuales para subsistir luego de la pandemia. No lo creo. La educación online existe desde hace mucho tiempo, y si es considerada de menor valor que la tradicional es porque la interacción cara a cara es importante. Eso no va a cambiar pronto. Pero sí es probable que universidades e institutos incorporen cursos virtuales a su oferta y enfrenten mayor competencia de instituciones 100% online.
8. Abogados, frótense las manos. Como saben muchos especialistas en divorcios, es común que cuando comienza a escasear el dinero también lo haga el amor. La frágil situación económica en la que nos encontraremos cuando se acabe la cuarentena potenciará toda clase de conflictos, tanto comerciales como laborales, tributarios y administrativos. El derecho concursal (el relacionado con la bancarrota) volverá a estar en boga.
Como sabemos, toda crisis genera oportunidades. En episodios anteriores, las empresas que han salido fortalecidas han sido las que han invertido en conocer cómo se han visto afectados sus mercados y en prepararse para enfrentar la nueva normalidad. Esta vez no será diferente.
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