Alejandra Costa

Aunque el sudor en nuestras espaldas diga lo contrario, la naturaleza podría estar de nuestro lado este año. De acuerdo con las últimas proyecciones de la Comisión Multisectorial encargada del Estudio del (Enfen), lo más probable es que este verano no tengamos que afrontar un desastre climático similar al del 2017, caracterizado por lluvias torrenciales, desbordes de ríos y activaciones de quebradas.

Aún no podemos respirar aliviados, pero el Banco Central de Reserva (BCR) ha considerado que “los riesgos asociados a factores climáticos provenientes del fenómeno El Niño se han reducido” como uno de los fundamentos para volver a recortar este jueves su tasa de interés de referencia a 6,25%.

La decisión refleja que el BCR ya no ve como tan probable que golpes generalizados a la producción agrícola puedan incrementar los precios de los alimentos como sucedió el año pasado y que se siente más confiado de poder estimular la inversión y el consumo privado sin encender la hoguera de la inflación. Es más, el BCR está pronosticando que en el primer trimestre finalmente veremos a la economía crecer después de cuatro trimestres de contracción.

Igual, lo más probable es que las temperaturas se mantengan altas al menos durante un par de meses más y que esto tenga efectos negativos sobre la producción de algunos productos agropecuarios, pero el escenario catastrófico que se temía –y para el que no nos habíamos preparado lo suficiente por la ineficiencia en la inversión pública– ya no se ve como tan probable, lo que no quita que el cambio climático deba convertirse en un foco de las políticas públicas a corto, mediano y largo plazo.

La ausencia de un desastre este trimestre puede ser una bendición porque, cuando los agentes económicos se preparan para lo peor, un escenario neutro puede llegar a parecer positivo y este giro podría mejorar las expectativas empresariales y generar un clima más propicio para la reactivación de la inversión privada, especialmente tras las reducciones de los costos de financiamiento que genera la menor tasa de referencia del BCR.

Sin embargo, esa recuperación no se va a dar por sí sola y, más que festejar, me imagino que el Gobierno va a terminar lamentando no tener una tormenta detrás de la que esconder su inefectividad en materia económica.

Y vaya que son inefectivos. La última carta bajo el brazo del Ejecutivo ha sido crear una comisión multisectorial para eliminar barreras burocráticas, formada por ministros y sin la participación del sector privado, que enfrenta esas trabas todos los días. Y para abordar las preocupaciones de los gremios, se instalarán mesas de trabajo técnicas, que sin voluntad política seguramente no nos llevarán a ningún cambio significativo.

Ojalá que, así como se espera que el clima nos sorprenda positivamente, empecemos a ver una lluvia de anuncios que efectivamente generen mayor confianza, un huaico de inversiones destrabadas y un vendaval de cambios en los puestos claves en el Gobierno para permitir que lo que se termine calentando sea la economía y la generación de empleo en el país.

Aunque el sudor en nuestras espaldas diga lo contrario, la naturaleza podría estar de nuestro lado este año. De acuerdo con las últimas proyecciones de la Comisión Multisectorial encargada del Estudio del Fenómeno El Niño (Enfen), lo más probable es que este verano no tengamos que afrontar un desastre climático similar al del 2017, caracterizado por lluvias torrenciales, desbordes de ríos y activaciones de quebradas.

Aún no podemos respirar aliviados, pero el Banco Central de Reserva (BCR) ha considerado que “los riesgos asociados a factores climáticos provenientes del fenómeno El Niño se han reducido” como uno de los fundamentos para volver a recortar este jueves su tasa de interés de referencia a 6,25%.

La decisión refleja que el BCR ya no ve como tan probable que golpes generalizados a la producción agrícola puedan incrementar los precios de los alimentos como sucedió el año pasado y que se siente más confiado de poder estimular la inversión y el consumo privado sin encender la hoguera de la inflación. Es más, el BCR está pronosticando que en el primer trimestre finalmente veremos a la economía crecer después de cuatro trimestres de contracción.

Igual, lo más probable es que las temperaturas se mantengan altas al menos durante un par de meses más y que esto tenga efectos negativos sobre la producción de algunos productos agropecuarios, pero el escenario catastrófico que se temía –y para el que no nos habíamos preparado lo suficiente por la ineficiencia en la inversión pública– ya no se ve como tan probable, lo que no quita que el cambio climático deba convertirse en un foco de las políticas públicas a corto, mediano y largo plazo.

La ausencia de un desastre este trimestre puede ser una bendición porque, cuando los agentes económicos se preparan para lo peor, un escenario neutro puede llegar a parecer positivo y este giro podría mejorar las expectativas empresariales y generar un clima más propicio para la reactivación de la inversión privada, especialmente tras las reducciones de los costos de financiamiento que genera la menor tasa de referencia del BCR.

Sin embargo, esa recuperación no se va a dar por sí sola y, más que festejar, me imagino que el Gobierno va a terminar lamentando no tener una tormenta detrás de la que esconder su inefectividad en materia económica.

Y vaya que son inefectivos. La última carta bajo el brazo del Ejecutivo ha sido crear una comisión multisectorial para eliminar barreras burocráticas, formada por ministros y sin la participación del sector privado, que enfrenta esas trabas todos los días. Y para abordar las preocupaciones de los gremios, se instalarán mesas de trabajo técnicas, que sin voluntad política seguramente no nos llevarán a ningún cambio significativo.

Ojalá que, así como se espera que el clima nos sorprenda positivamente, empecemos a ver una lluvia de anuncios que efectivamente generen mayor confianza, un huaico de inversiones destrabadas y un vendaval de cambios en los puestos claves en el Gobierno para permitir que lo que se termine calentando sea la economía y la generación de empleo en el país.

Alejandra Costa es curadora de Economía del Comité de Lectura