Mabel Huertas

La única novedad que hasta el momento ha traído esta nueva temporada del gobierno de con a la cabeza es la mención de como proyecto de inversión a reflotar. El nuevo jefe del Gabinete Ministerial lo ha mencionado en primer lugar al ser consultado sobre de qué manera creceremos este año. “Conga y su inversión de US$4.800 millones” ha sido la carta debajo de la manga que Adrianzén lanzó para sorpresa de muchos, en una entrevista en Latina el fin de semana.

Conga es un proyecto minero paralizado desde el 2011 luego de turbulentas protestas sociales, enfrentamientos y muertes. Ha sido la promesa inalcanzable y, al mismo tiempo, un conflicto que ningún gobierno ha querido solucionar con estrategias políticas y sociales, pues era mejor esquivar la impopularidad que no deseaban sumar las débiles administraciones de los últimos años.

No hay duda de que el país necesita de Conga y, si bien podemos compartir los buenos deseos del ministro Adrianzén y del ministro de Energía y Minas, Rómulo Mucho, un baldazo de realidad despejaría esos sueños. El gobierno de Dina Boluarte, con tan baja legitimidad –10% de aprobación (febrero, Datum-El Comercio)–, con un pésimo manejo de los conflictos sociales, con el enorme pasivo de las muertes en los enfrentamientos del 2022 y el 2023 en el sur del país, y con su gran incapacidad para armonizar con ciertas regiones fuera de “Lima Moderna”, no tiene las herramientas para obtener la licencia social para sacar este proyecto adelante.

Adrianzén ha seguido la línea de Rómulo Mucho, quien ansía retomar no solo Conga, en Cajamarca, sino también Tía María, en Arequipa. La incredulidad sobre el éxito de las gestiones no es falta de fe u optimismo; tiene base en los hechos. A estos, sumémosle que la reforma constitucional que da paso a la bicameralidad y la posibilidad de reelección de los congresistas es el punto de partida para una etapa electoral. Las discusiones que se den sobre la viabilidad de Conga en Cajamarca o Tía María en Arequipa estarán teñidas de populismo irresponsable e ideologías trasnochadas que se alimentan de la ausencia de propuestas de desarrollo por parte del Estado.

Salvo la idea de retomar el proyecto Conga, lo que veremos en los próximos días será más de lo mismo. El primer ministro Gustavo Adrianzén iniciará las “rondas de diálogo” con las diferentes bancadas “en busca de consensos”, veremos fotos protocolares, Perú Libre se negará a asistir a dichos encuentros. Luego Adrianzén acudirá al pleno del Congreso con el mismo elenco de la temporada pasada para exponer una lista de preocupaciones y propuestas. El debate se abrirá, oportunidad perfecta para los oportunismos populistas. Perú Libre no le dará el voto de confianza, pero al final del día el Gabinete Otárola 1.2 lo obtendrá.

Pero, ojo, que “más de lo mismo” no significa solo la continuidad de una política flácida, sino también mediocre. Ni aunque la pongan al ritmo de Conga.

Mabel Huertas es socia de la consultora 50+Uno

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