Este gobierno no se ha caracterizado por su apoyo a la inversión privada. No ha eliminado las trabas; no ha aligerado los trámites; no ha sabido hacer prevalecer la ley frente al poder de la turba. Las consecuencias están a la vista: la inversión privada está prácticamente paralizada. Lo dicen los más reputados economistas. Lo repiten hasta el cansancio la prensa y la oposición. Nuestra interpretación de los hechos es diferente.
No se puede decir que la inversión privada se haya estancado. Mejor dicho: se puede, pero no se debe. Porque los números muestran otra cosa.
La caída que se observa desde principios del año 2014 es, creemos, una pausa en una trayectoria ascendente que comenzó hace más de diez años. Desde 1950 la inversión privada ha representado, en promedio, el 13% del producto bruto interno (PBI). A fines del gobierno anterior, en el 2010, sube a 20%. Y en los años 2012 y 2013, durante este gobierno, alcanza un récord histórico de 23%. Actualmente, a pesar de la reciente caída, sigue en torno al 20%.
En términos absolutos, en los cinco años del gobierno anterior el sector privado invirtió un total de 300.000 millones de soles (a precios del 2007). En los cuatro años ya terminados desde que comenzó el presente período de gobierno, la inversión total ha llegado a 388.000 millones. Treinta por ciento más en menos tiempo.
Fijémonos ahora en lo que ha pasado con las principales empresas del país. En el portal de la Superintendencia del Mercado de Valores encontramos la serie completa de estados financieros entre los años 2006 y 2014 para 21 de las empresas que componen el índice general de la bolsa. El estado de flujos de efectivo registra cuánto invirtió cada una, año por año, en “propiedades, planta y equipo”, o sea, en activos que aumentan su capacidad de producción. En el caso particular de una compañía muy conocida que invierte a través de subsidiarias de propósito especial, incluimos también los préstamos de la matriz a estas últimas.
Lo que vemos es que entre el 2006 y el 2010, esto es, durante el gobierno anterior, estas 21 empresas invirtieron un total de 7.700 millones de soles; entre el 2011 y el 2014, la cifra subió a 14.400 millones. Cerro Verde, Graña y Montero y Corporación Lindley –minería, infraestructura y consumo masivo, respectivamente– fueron las que más aumentaron sus inversiones.
Si usted prefiere, cortamos el pavo de otra manera. Entre el 2007, primer año completo del gobierno anterior, y el 2011, último de su mandato, las mismas empresas invirtieron 8.200 millones de soles; pero entre el 2012 y el 2014 desembolsaron 12.300 millones: 50% más en dos años menos.
¿Cómo así el candidato antisistema se convirtió en un paladín de la inversión privada? Básicamente, por omisión. Propuso expandir el rol del estado en la economía, pero no lo hizo. Amenazó con revisar los contratos de concesión, y tampoco lo hizo. Los empresarios deben de haber sentido que si este gobierno no era un peligro para la inversión, nada lo era.
La otra pregunta es: ¿Por qué persiste la imagen de un gobierno poco amigable con la inversión privada? La frustración de grandes proyectos como Conga y Tía María y el fallido intento de estatizar la refinería de La Pampilla han terminado pesando más para la opinión pública que otros cientos de miles de proyectos privados ejecutados con éxito.