La crisis suscitada en el interior de la bancada de Acción Popular (AP) venía fermentando casi desde la instalación del actual Parlamento, si sirven como antecedentes diversos enfrentamientos y desarrollos dados entre sus integrantes. Lo que se ha visto esta semana es, más que una revelación, un sinceramiento.
Desde la elección del actual Congreso, era evidente que la bancada de AP podía presentar mayores coincidencias con el electorado que apoyó a Pedro Castillo en la segunda vuelta de junio del 2021 que con el correligionario que eligió a María del Carmen Alva. De hecho, solo dos de los 16 congresistas que colocó AP provienen de Lima.
Pero la regional no fue la única brecha que se plasmó en el 2021. En efecto, uno de los tempranos distanciamientos se dio entre el candidato presidencial y excongresista Yonhy Lescano, asesor de su paisano Carlos Zeballos. Zeballos, hoy en Podemos Perú, fue uno de los primeros portavoces de su bancada, pero renunció a su grupo parlamentario a mediados de octubre del 2021, sin haber cumplido tres meses en funciones. Lescano partió con él.
Cuando María del Carmen Alva, una integrante de la bancada, logró la presidencia del Congreso, a finales de julio de ese año, era evidente que recibía más apoyo de congresistas ajenos a su grupo. Quizá había alguna cercanía o relación con las presidencias que tuvo la bancada entonces (Economía y Energía y Minas), pero era evidente que había un grupo que jugaba su propio juego.
Los que luego se conocieron como ‘Los Niños’ provienen, en su mayoría, de AP. De hecho, el hoy portavoz de la bancada, Darwin Espinoza, no deja de ser mencionado en cuanta revelación se da. El fin de semana, por ejemplo, el dominical “Panorama” reveló gestiones que habría hecho Espinoza, en enero del 2022, para lograr una reunión entre la empresaria Sada Goray, hoy encarcelada, y el entonces presidente de Sedapal Francisco Dumler.
Otro presunto ‘niño’, Jorge Flores Ancachi, fue objeto de un pedido de expulsión por parte de Alva, la expresidenta del Congreso. El caso corresponde al mes pasado, luego de que se revelara un audio en el dominical “Cuarto poder” en el que Flores atribuye a Alva, sin ningún sustento, comportamientos que ella desmiente con justificada indignación.
“Se ha acreditado que el citado congresista habló sobre mi persona difamándome y acusándome de haberle insinuado que se apropie de sueldos o aguinaldo de los trabajadores del Congreso”, dijo Alva en una carta enviada a José Arriola, entonces vocero de la bancada.
El hoy autodenominado ‘Bloque Democrático’, conformado inicialmente –entre otros– por AP, surgió en el 2021 de una necesidad de contener lo que pudiera hacer Pedro Castillo desde el Ejecutivo. Pero, muy pronto, la participación de AP fue menor. En las dos siguientes elecciones a la Mesa Directiva, AP presentó candidatos en otras listas: Ilich López (hoy renunciante) acompañó a Esdras Medina en el 2022 y Luis Aragón encabezó la opción derrotada hace solo unas semanas.
En la elección de Alejandro Soto era posible proyectar que la bancada votaría partida, aunque el secreto del voto haga imposible confirmarlo al 100%. De hecho, es muy probable que el correligionario Luis Aragón difícilmente haya tenido la votación de la mayoría de los hoy renunciantes.
Había pues, como puede verse, muchos elementos para anticipar este desenlace. Pero incluso dentro de la bancada era una verdad que prefería no verse. Es que, como bien dice una frase que recoge la película “The Big Short” (2015), “la verdad es como la poesía; y la mayoría de la gente odia la poesía”. Un sentimiento muy extendido en la hoy disminuida bancada.