Mi Perú es un distrito creado en el 2014 como una separación de Ventanilla en el Callao. Tiene aproximadamente 20.000 votantes, quienes irán a las urnas este domingo para elegir a su primer alcalde y regidores distritales. Hasta el momento las autoridades locales del distrito han sido de organizaciones chalacas como Chim Pum Callao. Sin embargo, estas agrupaciones, que dominan otros puestos públicos del puerto, han decidido guardar sus emblemas y apoyar indirectamente a otras organizaciones.
De hecho, las elecciones en este distrito se han convertido en una suerte de tubo de ensayo de lo que será la campaña de las elecciones nacionales del próximo año. En Mi Perú tenemos 11 candidatos que postulan por la mayoría de partidos de alcance nacional, como el Partido Popular Cristiano, Fuerza Popular, Perú Posible, Apra y Alianza para el Progreso. Es decir, tenemos a los protagonistas con intenciones de participar en las elecciones generales tomando el pulso en un distrito del Callao.
Los candidatos a alcalde de Mi Perú están organizando diversas actividades proselitistas para ganarse la atención y el voto del ciudadano en esta recta final. Algunos con más éxito que otros.
Una primera impresión, cuando uno visita el distrito, es la gran publicidad callejera. En las vías principales se observan innumerables gigantografías de los candidatos en cada casa o local comercial. Los candidatos están muy activos en estos últimos días, promueven caminatas, pasacalles, campeonatos de fulbito, rifas, bingos y mítines previos a los de cierre de campaña, que serán a mitad de esta semana.
Es más, los postulantes han recibido el respaldo de líderes nacionales de los partidos por los que postulan. Los congresistas Héctor Becerril, Cecilia Chacón y Kenji Fujimori, de Fuerza Popular, han visitado el distrito apoyando a su candidata. Alejandro Toledo estuvo también este último fin de semana en un pasacalle de su partido.
La observación de la dinámica en estos comicios nos puede brindar ciertas lecciones acerca de lo que podemos esperar en la campaña nacional que se viene. La expectativa es que vamos a ver todo el folclor electoral en su máxima dimensión.
Publicidad estática por doquier, rifas y bingos como estrategias para congregar gente y no para recaudar fondos, pasacalles organizados por brókers locales acusados de cobrar por asistente y por mototaxi, figuras nacionales dando respaldo a candidatos locales, repartición de polos, calendarios y demás parafernalia partidaria, y violencia electoral a través de rotura de ‘banners’ y grescas en los mítines.
Las actividades en las elecciones en Mi Perú implican un nivel considerable de inversión de los candidatos, y estamos hablando de un distrito pequeño. En la próxima campaña presidencial estos gastos aumentarán exponencialmente. En la anterior poco se supo acerca de los egresos, más allá de cifras especulativas sobre el gasto total o el gasto en las actividades más resaltantes, como los mítines más grandes.
Esta vez la autoridad electoral intentará supervisar los ingresos y los egresos de los partidos. La sociedad civil, por su parte, está también activa. Iniciativas como Ojo a la Campaña impulsada por la asociación civil Transparencia, en la que los ciudadanos pueden reportar los carteles, mítines y pintas de los candidatos en sus localidades, son proyectos para vigilar las actividades de los partidos y así tener una idea acerca de la caja negra que es el gasto partidario en cada campaña electoral. La idea es que, mientras más vigilados estén los partidos, más cuidado deberían tener en sus finanzas. ¿Habrá que ver si es suficiente?