"Necesitamos esa sinceridad descarnada. Incluso para manejar las expectativas si la realidad nos muestra una imagen incómoda".
"Necesitamos esa sinceridad descarnada. Incluso para manejar las expectativas si la realidad nos muestra una imagen incómoda".
Andrés Calderón

Escribo estas líneas mientras me encuentro obligatoriamente encerrado. Nuevamente. Como hace cinco meses. Soy consciente de la terrible situación de contagios y muertes por el COVID-19 que enfrenta el país, cuyos números se han incrementado peligrosa y aceleradamente durante las últimas semanas –sin nunca haber alcanzado la ansiada meseta–, dejando a nuestros centros de salud colapsados. Por ello, intuyo la razón detrás de la medida de confinamiento. Pero no debería intuirla, debería conocerla.