Ya era suficiente escándalo que parte del infortunado “Plan Bicentenario” fuera un plagio. Un robo de ideas y párrafos extraídos de artículos periodísticos, planes de gobierno, documentos de política de México y textos oficiales locales. Sin comillas, sin citas. Una chapucería imperdonable tratándose de un partido político de vasta trayectoria que aspira nuevamente a conducir la nación.
Un 30%, calcula el diario “Altavoz”, descubridor del entuerto. Lo que significa que de sus 170 páginas, más de 50 no son creación heroica sino puro calco y copia, ora en forma literal, ora en forma de paráfrasis. Una trafa bien encuadernada y presentada con suficiente solemnidad.
Lo que ha venido después es el verdadero problema. La danza de los velos, de las medias verdades, del enredo. Una versión renovada de “esas agendas no las reconozco” y “la verdad [no] es mi plan”.
Don Alan, de una parte, desmarcándose del documento que se presentó una semana antes bajo una pancarta enorme que decía “Plan de Gobierno 2016-2021”. Resulta que no era tal. El verídico está contenido en la proclama de Chamochumbi. ¿De veras ese es el verdadero plan? Una selección dispersa y simplificada de objetivos nacionales a la que bien pudo agregar: “Asistir a todos los mundiales de fútbol a partir de Qatar”.
Don Mauricio fue más allá. Ni siquiera lo había leído. Era una ocurrencia de un grupo de simpatizantes, sin valor oficial. No lo podía hacer Del Castillo porque no estaba autorizado, pero lo había hecho porque había un acuerdo y, como cumplía las funciones, entonces era como si fuera, y para qué te digo que no si es sí.
Don Jorge, a su turno, salió a decir que el suyo era el legítimo, como el jarabe de Bristol. Y los empapeló a todos con el debido sustento, pero pasó por agua tibia el ‘cut and paste’. Cosas del oficio, se diría, cuando uno ha leído tanto y se le confunden las ideas propias con las ajenas. Una chambonada de colegial y nada más.
Don Omar, más recientemente, ha disipado todo el humo. Es un documento de trabajo abierto, como Wikipedia. Para que ahora las fuerzas vivas lo nutran y enriquezcan. Se presentó como plan porque no tenían otra pancarta a la mano. Y no es plagio, además.
Todos han prometido que habrá culpables y sanciones. Todos, que las partes robadas se restituirán a sus propietarios. Que, a pesar de no ser el plan, lo van a reescribir. Pero que prima el de Chamochumbi, aunque ya se está haciendo el definitivo. O sea, es un autogol pero no se preocupen: ya vienen los verdaderos goles de Cubillas.
Uno sigue la novela todos los días y no puede dejar de poner nota a estas asignaturas. Honestidad para aceptar el error, cero. Georreferenciación para definir dónde están parados, cero. Sincronización de mensajes, cero. Hermandad en el dolor, cero cinco.
El Apra se merece más seriedad. Se le necesita. Debería ser, a largo plazo, uno de los pocos partidos estables en el país. Pero tienen que ordenar su casa. Con este desaguisado van por el camino incorrecto. Están liquidando su capital y destrozando su marca. Tienen que parar sus pérdidas cuanto antes, meter este chanchullo al gasto y empezar de nuevo con la verdad. Como diría el gordo Casaretto, con esta contabilidad “no pasan”.