Santiago Pedraglio

En este nuevo año habrá varios acontecimientos por seguir en América Latina: desde la aventura de Nicolás Maduro en la Guayana y el riesgo de un potencial conflicto internacional que involucre a la región –ya Brasil lanzó señales de inquietud–, hasta cuánto le alcanzará el apoyo a Javier Milei en Argentina para aplicar su “ajuste”, pasando por las presidenciales en México.

Además, se avecinan las elecciones en Estados Unidos en las que, si logra formalizar su candidatura, Donald Trump podría volver a obtener la presidencia. De por medio están las pulseadas en la región entre China y Estados Unidos, que tienen como uno de sus ámbitos de tensión los efectos del megapuerto de Chancay en el .

En tanto, cabe la esperanza –remota, pero esperanza siempre– de que llegue la paz a Gaza, después de los cerca de 21.000 palestinos y 1.200 israelíes fallecidos a causa de la guerra; dicho esto sin olvidar que el gobierno de Netanyahu sigue contando con el apoyo político y militarestadounidense. Igual esperanza cabe para Ucrania, que, a un alto costo en vidas, sigue soportando la embestida rusa.

Pasando al Perú: el improbable adelanto de elecciones exigiría una división en el Congreso, una participación activa de la calle y una clara ruptura del empresariado con el Gobierno, factor, este último, vinculado al “comportamiento” de la economía. El Ejecutivo ha reparado en tal detalle y por eso el primer ministro Alberto Otárola se está involucrando en el impulso a la inversión privada, en particular, la minera. En paralelo, los esfuerzos por construir una plataforma democrática aún son iniciales. La conformación de un colectivo plural en el interior de Coalición Ciudadana y el pronunciamiento de Iniciativa Democrática son las más recientes y loables propuestas.

El Ministerio Público (MP) y el sistema de justicia se han convertido en escenario de intensa disputa: un sector del Congreso insiste en defenestrar a la Junta Nacional de Justicia (JNJ); el congresista Roberto Chiabra propone una reforma constitucional para recortar atribuciones a la JNJ y el Ejecutivo ha acordado entregarle a la policía determinadas funciones de investigación de los delitos que dependían de la fiscalía. Junto con eso, el propio MP yerra gravemente al adoptar iniciativas contra la libertad de prensa (casos contra César Romero, de “La República”, y Juan Carlos Tafur, de Sudaca).

Cuatro asuntos importantes para el Perú en este 2024. Uno, que los juicios por las muertes acaecidas en el sur del Perú en el contexto de las movilizaciones luego del intento de golpe de Estado de Pedro Castillo sigan adelante en sus respectivas regiones, por respeto elemental a las familias de las personas asesinadas. Dos: una estrategia nacional que analice los escenarios regionales y que precise la función de la Policía Nacional y de los ciudadanos organizados, con el objetivo de evitar que los negocios ilegales y las organizaciones criminales sigan floreciendo –esto, sin olvidar que no se puede meter en un mismo paquete a ilegales e informales sabiendo, además, que entre estos últimos hay diferencias y posibilidades de incentivos diferenciados–. Tres: que El Niño sea clemente y que las obras de prevención tengan el efecto esperado. Cuatro: que se logren avances importantes en eternas urgencias nacionales como el fortalecimiento de la atención primaria de salud y en el suministro de agua potable.

Un anhelo final fuera de cuenta: que, en el centenario de su fundación, Universitario de Deportes vuelva a coronarse campeón. Y, para seguir con el tema, que el Estado y el empresariado apoyen a los deportistas peruanos que participarán en las Olimpiadas de París.