La elección de las planchas presidenciales es la noticia del día, aunque luego nos podamos olvidar de los nombres de los candidatos a vicepresidentes. En estas elecciones tenemos al menos 17 postulantes con sus respectivos candidatos a la primera y segunda vicepresidencia. Esto podría sugerir diversidad, pero hay muchas similitudes. La combinación preferida de candidatos a la vicepresidencia ha sido la que mezclaba un perfil que apelaba a los rasgos fuertes del candidato presidencial y otro perfil que le diera a la plancha un sabor provinciano, donde los más buscados han sido ex gobernadores regionales.
Así, Keiko Fujimori ha optado por un empresario vinculado al fujimorismo histórico con José Chlimper. Una posible explicación de esta decisión es moderar el giro al centro que está amagando la candidata, apelando a un ex ministro de su padre. El balance de la plancha lo da Vladimiro Huaroc, ex gobernador regional de Junín, personaje que era cercano a la izquierda progresista. Esta plancha apela a un balance enfatizando las diferencias entre los candidatos a vicepresidente. En la fórmula la candidata terminaría en el centro entre ambos personajes. Una combinación así puede funcionar si los ciudadanos perciben pluralidad, pero tiene sus riesgos si la plancha es percibida como un sancochado que se desborda por ambos lados. Este fue el caso de Lourdes Flores cuando llevó al dirigente sindical José Luis Risco con el economista Drago Kisic, plancha arriesgada que fue percibida como artificial.
Pedro Pablo Kuczynski ha optado por una receta similar. La elección de Mercedes Aráoz recalca el perfil técnico de la plancha, aunque le abre un flanco débil debido a los hechos en Bagua. Por otro lado, Martín Vizcarra, ex gobernador regional de Moquegua, intenta darle el toque popular a la fórmula.
En un sistema en el que los partidos son agrupamientos de intereses en torno a un dueño de la marca, otras planchas presidenciales buscan no restarle protagonismo a la locomotora, minimizando los vagones vicepresidenciales. Esta fue la opción de Alan García en el 2006. Luis Giampietri y Lourdes Mendoza no tenían el peso del candidato presidencial. La plancha no hacía el esfuerzo de balancear nada; la intención era centrar la atención en García.
César Acuña parece optar por una estrategia parecida. Anel Townsend y Humberto Lay no le hacen sombra a su figura. Este tipo de plancha no busca distraer la atención en figuras secundarias, sino centrar los reflectores en el rol principal. Este parece ser el caso de Alejandro Toledo, quien lleva a dos líderes de Perú Posible, pero en su caso quizá sea un indicador más de soledad que de focalización.
Alan García, en esta ocasión, ha innovado y ofrece una plancha dos por uno. Los acompaña otro ex gobernador, David Salazar, de la región Apurímac. Es evidente que esta plancha no busca proyectar diversidad, Alan García y Lourdes Flores encarnan posiciones muy similares en la actualidad. La fórmula presidencial aprista tampoco busca centrar la atención en García. Se espera que Flores sea un elemento que sume en la carrera presidencial y, por tanto, merecedora de reflectores y cámaras. La idea de esta combinación no es mala, son dos figuras que tienen en común experiencia política. Sin embargo, la percepción es que es una alianza circunstancial por meros intereses de sobrevivencia política.
El rol de los candidatos a las vicepresidencias en campaña no suele ser trascendental, aunque en esta oportunidad tenemos figuras políticas con un pasado y un peso político más interesante. El tiempo dirá si estos personajes se convertirán en freno o acelerador de los ferrocarriles presidenciales, o si pasarán desapercibidos.
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