Postales de Zúrich, por Franco Giuffra
Postales de Zúrich, por Franco Giuffra
Franco Giuffra

El organigrama básico del Estado Peruano no estará completo nunca mientras no se establezca el ministerio del sentido común. Una instancia omnipotente que impida la publicación en “El Peruano” de toda norma que carezca de su correspondiente cable a tierra, es decir, de un mínimo sentido de realidad.

Allí se hubiera quedado atracada, per sécula seculórum, la reciente resolución de la Secretaría General del Ministerio de Educación que establece los parámetros técnicos para el diseño de locales de educación inicial. Los lectores morbosos podrán encontrar el texto completo en el Sistema de Información Jurídica de Educación en la página web del ministerio.

No se trata de dos o tres recomendaciones generales sobre cómo implementar un nido o una cuna infantil. Eso sería completamente antiperuano. Son 65 páginas de detalle sobre el tamaño ideal del terreno, la distancia entre puertas, el ancho de las veredas interiores, la ubicación y características de los baños, la inclinación de las rampas y unas ocho mil variables más.

La resolución contiene disposiciones que van más allá del Reglamento Nacional de Edificaciones y que establecen, por ejemplo, que las puertas interiores de un nido deberán tener manijas tipo palanca y que se preferirá la orientación norte-sur como eje mayor en los patios de recreo.

Todo ello para que sea aplicable no en algún cantón suizo del lado alemán, sino para que sea de carácter mandatorio en esta hermosa tierra del sol. Obligatorio para todos los nuevos nidos y cunas que se quieran establecer en adelante y obligatorio dentro de tres años para todos los que ya existen en este momento.

Un flaco favor para un país que tiene mucho por hacer en materia de educación. Para comenzar, según el propio ministro de Educación, tenemos un déficit de infraestructura educativa que, con mucha suerte, podría cubrirse en 10 años. Nos faltan instalaciones de todo tipo, lo cual ayuda a explicar por qué en la de educación inicial el 30% de los niños menores de 6 años no asiste al nido o escuela, una tasa que puede llegar al 50% en Puno. 

La necesidad de infraestructura es tal que solo el 35% de las instituciones educativas en el ámbito nacional tiene conexión a las redes públicas de agua, desagüe y electricidad. Este es un promedio nacional, ciertamente. El porcentaje llega apenas al 2% en Loreto.

Con semejantes carencias elementales, con la falta de locales que se requiere para cubrir al 100% la matrícula en la educación inicial, con la escasez de cunas que impide a los padres poder trabajar, uno esperaría que el Estado brindase las más amplias facilidades para la creación de nuevas instalaciones. 

¿Va a cumplirse esta norma en Pucusana, en Ilave, en Celendín? ¿Van a cumplir las propias escuelas públicas con estas exigencias que también les resultan aplicables? “Never in the life”, como decía el sabio Tulio Loza. Esta norma hará casi imposible la instalación de nuevos nidos o cunas fuera de San Isidro, relegará a la informalidad a casi todos los locales que hoy existen en el Perú y agravará el déficit de infraestructura educativa que ya es enorme.  

Un autogol, en pocas palabras, que saca roncha. Porque una cosa es no poder ir al Mundial porque los contrincantes son mejores y otra muy distinta es ponernos cabe nosotros mismos. ¿No le parece?