¿Cómo afectaría a América Latina si el próximo presidente de Estados Unidos fuese del Partido Republicano? Hace años que la región no ha sido prioridad para Washington, sin importar el partido en el poder. Es improbable que la elección presidencial del 2016 cambie esa realidad. Y las posturas de los principales candidatos republicanos, que debatieron por primera vez el jueves, solo refuerzan la idea que la atención limitada a América Latina no es necesariamente una mala noticia.
Los temas sobresalientes en la relación EE.UU.-América Latina tienen que ver con el comercio, la inmigración, Cuba, y la guerra contra las drogas. Los republicanos tienden a favorecer la apertura comercial más que los demócratas, quienes suelen ser más proteccionistas y frecuentemente buscan postergar o entrabar los tratados de libre comercio. En ese sentido, un liderazgo republicano podría favorecer a América Latina al fortalecer las relaciones comerciales. En términos prácticos, está en juego la negociación del Acuerdo Estratégico Trans-Pacífico (conocido como TPP, por sus siglas en inglés), que formaría la zona de libre comercio más grande del mundo, y a la que pertenece el Perú, Chile y México. Vale recordar que fueron los republicanos en el Congreso, en contra de los demócratas, quienes apoyaron al presidente Obama en la aprobación de la legislación que le permite negociar este tratado.
Pero no todos los candidatos apoyan la liberalización o los tratados de libre comercio. Los senadores Ted Cruz y Rand Paul, por ejemplo, votaron en contra de la legislación recién mencionada. Y Donald Trump, el magnate que lidera las encuestas, dijo durante el debate que EE.UU. está perdiendo contra México en temas comerciales, como si en el intercambio voluntario hubiera alguien que gana y alguien que pierde.
La visión proteccionista y nacionalista de Trump no solo le permite hacer declaraciones distanciadas de la realidad. Dijo, por ejemplo, que el Gobierno Mexicano es sumamente inteligente y hábil, cosa que probablemente convierte a Trump en la única persona en el hemisferio que piense eso. Su visión también se extiende, desafortunadamente, a la inmigración, tema en que comparte sentimientos con otros republicanos. Según Trump, los inmigrantes mexicanos son lo peor de México, son criminales y violadores. Allí también se equivoca, pues los estudios muestran que la criminalidad de los inmigrantes mexicanos, como la de los inmigrantes en general, es notablemente inferior a la de la población nativa estadounidense. Aun así, la mayoría de los candidatos quiere construir un muro entre los dos países o restringir todavía más la inmigración.
Jeb Bush y el senador Marco Rubio, sin embargo, proponen soluciones serias para liberalizar la inmigración. Los dos candidatos quieren legalizar a los indocumentados en EE.UU. y reformar el sistema para asegurar flujos legales mayores al país. En ese sentido, van más allá que los demócratas, quienes solo proponen legalizar a los indocumentados sin mayor reforma al sistema.
Con respecto a Cuba, los republicanos revertirían el relajamiento del embargo estadounidense y la normalización diplomática que inició Obama. Los senadores Cruz y Rubio, de raíces cubanas, prometen imponer una línea dura. La excepción en el grupo es el senador Rand Paul, quien aboga por eliminar el embargo por completo, ya que lo considera un fracaso. Su política exterior es la que sería más bienvenida en la región, pues es escéptico del intervencionismo. Por eso también es el único del grupo que critica la fracasada guerra contra las drogas, lo que refleja un sentimiento creciente en todo el hemisferio.
Es muy temprano para saber quién será el candidato de los republicanos o qué mezcla de ideas finalmente presentará. Lo más prudente para América Latina es no esperar demasiado de las próximas elecciones estadounidenses.