José Carlos Requena

La tarde del lunes 22, en medio de días en los que el Ejecutivo sufrió diversos jaloneos (literalmente, en el caso de la presidenta Dina Boluarte), circuló una de las acostumbradas listas de lavandería que presentaba lo que parece un clamor desde hace varias semanas: nuevos integrantes del Gabinete. La lista incluía no solo recambios en varios sectores, sino también la remoción del presidente del Consejo de Ministros, Alberto Otárola, quien, según dicha lista, sería reemplazado por Luis Carranza.

La inclusión de algunos integrantes en la lista –que serían, sin duda, un aporte importante al Gabinete– causaba desconcierto, debido a las profundas distancias que separan a estos profesionales de las principales figuras del régimen. Por ello, fue rápidamente desdeñada. Pero seguramente pronto circularán elencos similares, conformados –al parecer– por gente que tiene mucho tiempo libre.

Los rumores, en cualquier caso, no parecen antojadizos porque sí sirven como indicador del severo desgaste de varios ministros. Sea por la carencia de resultados (en Interior o Economía, por ejemplo) o por ser esta la sensación que parece prevalecer, lo cierto es que el elenco que lidera Otárola luce apocado.

De hecho, el sondeo más reciente de Datum para El Comercio (15/1/2024) reporta que el 90% cree que debe haber cambios en el Gabinete: el 63% espera un cambio total, incluyendo al primer ministro, y el 27% sugiere cambios parciales.

Por lo demás, es el propio Gobierno el que genera el espacio para que la expectativa crezca, sea por egoísmo o por torpeza. El manoseo, en cualquier caso, termina creando mayor precariedad. El caso de la “renuncia” de Alex Contreras al MEF hace algunos días es bastante gráfica: el propio protagonista filtró el rumor, lo que inevitablemente creó un traspiés, pero continúa caminando como si nada pasara.

Al margen de lo previamente dicho, sin embargo, ¿tendrá lugar un cambio parcial o total, profundo o moderado, en el actual Consejo de Ministros en el plazo inmediato? La respuesta más concisa y probable es no.

Abonan a esta sensación de permanencia el hecho de que incluso ministros con precariedad percibida hayan hecho cambios en sus sectores. El mencionado Contreras –que parecía tener las horas contadas– y el ministro Óscar Vera, que ocupa el Minem desde el inicio del gobierno de Boluarte, por ejemplo, han nombrado a sus nuevos viceministros de Hacienda (Rodolfo Baca) y Minas (Henry Luna) en los últimos días. Es cierto que eso no inmuniza al 100% a los actuales ministros, pero sería muy extraño realizar cambios importantes cuando te sabes de salida.

Además, lo que hasta el momento ha mostrado este gabinete es una marcada resiliencia ante denuncias periodísticas o frente a acciones de control político. Las excepciones son el censurado Vicente Romero, ministro del Interior hasta noviembre pasado, y Rosa Gutiérrez, casi censurada cuando ocupó el Minsa.

Por lo demás, si algo ha caracterizado a la gestión de Otárola en la PCM ha sido la relativa estabilidad. El propio jefe del Gabinete cumple hoy 400 días en el cargo y está a dos semanas de igualar a Fernando Zavala como el PCM de mayor duración desde el 2016. Pero Otárola tiene algo que lo distingue de Zavala: parece imprescindible para el régimen.

Adicionalmente, la mayoría de los ministerios (11) ha tenido solo dos ocupantes, una cifra relativamente estable si se considera que varios de los cambios tuvieron que ver con los difíciles primeros meses del gobierno de Boluarte. Incluso hay un número importante de carteras (5) que han tenido un solo ocupante: MEF, Minem, Vivienda, Midis y Minam.

Así las cosas, tanto la lista especulativa del lunes como las que vengan pronto parecen más una pura expresión de deseo o una expectativa de mejora con poco sustento. “Wishful thinking” le dicen.

José Carlos Requena es analista político y socio de la consultora Público