"En la recta final, un gran porcentaje terminó inclinándose por opciones más polarizantes". (Ilustración: Giovanni Tazza).
"En la recta final, un gran porcentaje terminó inclinándose por opciones más polarizantes". (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
Fernando Cáceres Freyre

Durante la corta campaña electoral 2020 no se puso el cambio de la Constitución en el centro del debate. Y si uno revisaba las encuestas, ninguno de los partidos con opción de pasar la valla electoral proponía una nueva asamblea constituyente o cambios sustanciales a la Constitución. Pero había 43% de indecisos…

En la recta final, un gran porcentaje terminó inclinándose por opciones más polarizantes. Así, pasaron la valla partidos que abiertamente proponen cambiar –en particular– el capítulo económico de la Constitución.

Asimismo, ingresó un partido teocrático que cree que los homosexuales “Tienen enquistado el mal en su corazón” (Cayllahua), frente a los cuales el conservadurismo de Fuerza Popular parece un ‘bebe de pecho’.

Y ganaron espacio dos partidos que hicieron campaña sobre la imagen de caudillos pro mano dura: Unión por el Perú, apalancado en Antauro Humala (17), y Podemos Perú, apalancado en Daniel Urresti (10).

De cara a las elecciones 2021, UPP traerá a la escena política propuestas radicales pero que responden a problemas del día a día de los peruanos: pena de muerte para corruptos, fuerzas armadas que controlen la seguridad ciudadana, expulsión de venezolanos a quienes se les venza el permiso temporal, etc. Para lo cual promueven incluso el cambio de la Constitución.

Así, partidos como el Frente Amplio, por más que discrepen con UPP, pueden terminar siendo socios. Y, apalancándose en los conflictos sociales –como altavoces–, pueden perfectamente crear este año un relato atractivo para la campaña del 2021. Un espacio que podrían incluso compartir, pues mientras unos propondrían el cambio por razones económicas, los otros lo harían para ofrecer más mano dura.

Si algo así ocurre en los próximos meses, ¿qué relato alternativo podría crearse como contrapeso y quién podría liderarlo? Para contrarrestarlo, otro relato polarizante sería necesario. No bastaría con las opciones de centro. Más allá de los cuestionamientos a Luna Gálvez, el posicionamiento elegido por Podemos Perú no deja de ser llamativo, por efectista.

Su propuesta es “Defender la permanencia del capítulo económico de la Constitución”, y apalancarse en la imagen de un político confrontacional y pro mano dura como Urresti. En otras palabras, un autoritarismo de derecha popular.

Los últimos entrantes al Congreso muy probablemente muevan el centro político. ¿Hacia qué polo se acercarán Acción Popular, Alianza para el Progreso, el Partido Morado, etc.? ¿Qué podría hacer Vizcarra para que el país concluya las reformas sin enfrascarnos en una discusión estéril?

Ojalá que surjan alternativas que ataquen los problemas del día a día (inseguridad y empleo) sin tener que pasar por la refundación de la república.