Al presidente Martín Vizcarra le interesa más colocar a Vicente Zeballos como embajador en la OEA que tomar su teléfono, llamar al titular del Congreso y convocarlo a una reunión de trabajo para consensuar una agenda legislativa que apuntale al Ejecutivo en el combate eficiente de la pandemia y obtenga apoyo activo del Parlamento (sin más bombardas demagógicas como las que se siguen discutiendo –es un decir– y votando en el pleno).
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