Como voto de comienzo de año, el país podría decidir enfocarse en desarrollar aquellos sectores donde tiene grandes ventajas diferenciales. Eso porque focalizando esfuerzos podremos crecer más rápido y con mayor estabilidad. Veamos.
¿En qué actividades tenemos ventajas? No se necesita grandes consultoras internacionales para saber que las tenemos en tres sectores:
El primero es la agroindustria, no porque haya inmensas extensiones cultivables, sino porque nuestra diversidad climática nos permite cada año entrar a los mercados mundiales antes o después que los grandes productores. ¿Se imaginan nuestra tremenda fuerza, si además de esa ventana natural difícilmente copiable, como país nos esforzáramos en desarrollar la mejor tecnología para esa industria?
El segundo sector, es casi ocioso mencionarlo, es el minero, porque la columna vertebral del Perú son los Andes, con riquezas que van desde el clásico cobre hasta el moderno litio. Y esa diversidad tiene la ventaja de estar a pocas horas del mar, que es el camino para los grandes mercados. ¿Qué pasaría si en vez de verlo como algo ajeno y problemático, todos, universidades, ONG y empresas trabajáramos para mejorar su eficiencia?
El otro es el turismo, que a diferencia de España, Grecia o Italia, donde el gran atractivo es el pasado, aquí tenemos un presente que convive con la antigüedad. Aquí, en Iquitos o en Puno, no tenemos que “disfrazarnos” con chullos o polleras o “actuar” en celebraciones para impresionar a los turistas, sino que mostramos la historia viva que somos. ¿No seríamos una potencia mundial si todos decidiéramos hacerlo renacer y fomentarlo?
¿Y los demás sectores? Se desarrollarían doblemente si se orientaran a apoyar a los tres escogidos. Así, podríamos ser líderes en metal mecánica para infraestructura minera, en banca para financiar al turismo, en manufactura de envases para la agroindustria, y en software y robotización para todas esas actividades. Habría mercado asegurado y todos ganaríamos.
La paradoja es, sin embargo, que estas tres industrias son las más atacadas aquí. Lo vemos en quienes quieren impedir la producción minera, los que se especializan en espantar el turismo y, como hoy, los que quieren dar medidas que podrían paralizar la agroexportación.
Si todos aceptáramos que ellas son el eje de nuestro desarrollo no dejaríamos pasar estos atentados. Exigiríamos que se cumplan los acuerdos mineros, que se facilite el turismo y que no se den medidas antitécnicas contra la industria agrícola. Y quizás hasta veríamos a los jóvenes levantarse en su defensa, como lo hicieron contra otras decisiones del Congreso. Y todos tendríamos un gran año 2021 y muchos más. Feliz Año Nuevo.
Contenido sugerido
Contenido GEC