"El amor de estos tiempos", por Patricia del Río
"El amor de estos tiempos", por Patricia del Río
Patricia del Río

PATRICIA DEL RÍO

Periodista

Mañana es . Las calles se llenarán de parejas besándose en todas las esquinas, habrá un tráfico endemoniado, los restaurantes y las discotecas estarán repletos de gente pagando el triple por un plato de comida y, por supuesto, hacia donde volteemos nos toparemos con osos de peluche gigantes, y horrendos, globos en forma de corazón y escuálidos ramos de rosas mustias, asfixiadas por el calor de febrero. No sé si existe la categoría, pero definitivamente pertenezco a ese grupo humano que encaja perfecto en el concepto de Grinch del Día del Amor. Y a mucha honra.

Cualquiera que se haya enamorado una o varias veces sabe lo lejos que está el amor de una caja de bombones. Cualquiera que haya sido correspondido por la mujer que le quitó el aliento entiende que la felicidad es algo a lo que se puede aspirar y que se puede alcanzar. Y cualquiera que haya llorado amargamente por la partida de su pareja entiende la diferencia entre la pena y el auténtico dolor, entre el desgano y la desolación. El amor es un sentimiento tan complejo y contradictorio que cuando falta puede ser uno de los móviles más comunes para matar; pero cuando sobra es la razón principal por la que seguimos procreándonos, teniendo hijos y perpetuando nuestra especie. 

El amor mata, es cierto, pero sobre todo provoca la vida, le abre camino. Por eso, su eterna búsqueda ha sido capaz de mover el mundo más que ningún otro sentimiento. Fíjense nomás la cantidad de guerras que se han librado en su nombre. O los libros que han intentado explicarlo. O las obras de arte que ha inspirado. Solemos pensar que el avance de la modernidad y la tecnología nos convierte cada día en seres más autosuficientes que prefieren vivir en soledad (según el % de la población adulta en Lima permanece soltera); sin embargo, para autoras como la estadounidense Helen Fisher nunca hemos tenido mejores tiempos para el amor. Señala la antropóloga que después de siglos en que lo que dominaba a la mayoría de las culturas del mundo eran los matrimonios arreglados por los padres, hoy esta modalidad está siendo casi desterrada por las uniones por amor. Además, si bien en esta época las relaciones sexuales empiezan más temprano y los matrimonios, si se producen, se realizan más tarde; estas uniones se dan entre individuos cada vez más igualitarios, que se pueden mirar como compañeros, como socios en la empresa de formar una familia; pero también conscientes de que el vínculo puede ser temporal si las cosas no salen como uno hubiera querido.

Hoy en el mundo entero se lucha por la aprobación del matrimonio igualitario entre personas del mismo sexo. Hoy más que nunca la mujer quiere estudiar y trabajar para poder elegir con quién se junta sin ser entregada como una mercancía. Hoy hay más libertad, menos imposición, más sinceridad. O por lo menos hacia eso parece que estamos avanzando. Tal vez sea momento de empezar a valorar esas nuevas condiciones del amor, del verdadero amor y dejar de lado su lado más bobo, menos interesante, más sanvalentinesco.