Cuando Nadine Heredia aún me contestaba el teléfono, intenté que explicara en un reportaje cuál era la participación de su familia –los Heredia– en la organización y finanzas del Partido Nacionalista. Eso fue en el 2006, en su primera contienda electoral, y desde entonces no volvió a darme una entrevista. Era comprensible: descubrí que a través de distintos familiares, los Heredia figuraban como aportantes de un total de casi 150 mil soles para la campaña. Su hermano, Ilan, que ni siquiera estaba colegiado como contador, era el tesorero del partido. En ese momento me acusaron de jugar para el entonces candidato Alan García.
En el 2009, el periodista Óscar Libón descubrió que dos extrañas empresas venezolanas le enviaban dinero a Nadine Heredia. Eventualmente, la UIF determinó que la suma total, en tres años de remesas, ascendían a 215 mil dólares. Buena parte de ese dinero había sido depositado por gente de su entorno más cercano, entre ellos su madre y su hermano Ilan. Pero como la denuncia apareció en “Correo”, se convirtió en un “psicosocial de la derecha”.
Para la campaña del 2011, los Heredia ya no figuraban en el papel. Sin embargo, la periodista Mabel Huertas denunció que el nacionalismo había recibido aportes fantasmas –algunos de más de 200 mil soles– de ciudadanos que a todas luces no tenían de dónde haber sacado ese dinero. Varios desvirtuaron la denuncia como “un complot del fujimorismo”.
A fines del 2014, Heredia ya estaba en Palacio. Entonces, la periodista Graciela Villasís rizó el rizo. Esos aportes fantasmas sumaban nada menos que 21 millones de soles. Quien era el tesorero, en el papel, del Partido Nacionalista señalaba como responsable, otra vez, a Ilan Heredia. La ONPE detectó que de ese total, nada menos que 11 millones nunca fueron bancarizados. En ese momento, un académico nadinista –luego desprestigiado por acoso sexual– insultó de la peor forma a la periodista y al programa “Cuarto poder”.
Al año siguiente, el periodista Marco Vásquez sacó al fresco las agendas de Nadine. Le llovió de todo. Obviamente, dijeron, se trataba de un invento de Montesinos a través de Schutz, que, al parecer, se habían tomado el trabajo de llenar cuaderno tras cuaderno de garabatos y números random.
Ayer, este Diario publicó la bomba. Odebrecht donó, a través de varias entregas en efectivo coordinadas directamente con Nadine Heredia, un total de 3 millones de dólares para la campaña del 2011. Al cambio de entonces, eso es mucho menos que los 11 millones no bancarizados.
Por cierto, en los papeles sueltos de las agendas (como puede usted mismo corroborar en Utero.Pe, donde las subimos íntegramente en su momento) aparece varias veces el nombre de “Marcelo” al lado de ingresos de “+30.000”. La hipótesis de la fiscalía, para quienes las agendas son pistas cruciales, es que se trata de Marcelo Odebrecht.
Aquí hay una lección para todos nosotros, querido lector. Respire un poco la próxima vez que un periodista saque una denuncia que a usted no le guste (porque cree que favorece a –o, peor aun, que es digitada por– ese político que usted detesta).
Sé que es difícil darle una oportunidad a las informaciones que desafían a nuestro corazoncito (y al prejuicio de que todos los periodistas son unos vendidos). Pero hay que hacerlo. Sobre todo ahora que vivimos refugiados en esas burbujas que son nuestros amigos de Facebook. Respire otra vez y repita junto a mí: mi opinión no importa. Tampoco importan los mensajeros. Lo que importa son los hechos. Ya es hora de que nos demos cuenta.