Fernando Vivas

Soy de los tantos que nos oponemos a la acusación por , mas no a la vacancia. Esta última tiene la legitimidad e incluso la legalidad que le faltan a la primera. Es más legítima porque pide la contundencia de 87 votos que incluirían a congresistas que representan a todas las tendencias. O sea, sería más representativa, como la democracia y su balance de poderes mandan.

La acusación por traición a la patria, en cambio, ha ganado por un voto en la Subcomisión de Acusaciones Constitucionales. Esa correlación por mayoría simple podría repetirse en el pleno y ¡zas!, nos encontraríamos todos con una bomba en las manos haciendo ‘tic, tic, tic, tic’ sin saber cómo tirarla para que no nos explote en la cara. El asunto es tan estirado y forzado –derivar el delito de traición por un dislate en una entrevista– que sus promotores darían con miedo e inseguridad los siguientes pasos. ¿Se resistiría ? ¿La calle, por una vez, lo apoyaría con convicción? ¿Dina Boluarte aceptaría la sucesión? ¿El Poder Judicial y el TC responderían rápidamente los amparos que se le hagan? ¿Validarían la inhabilitación del presidente?

¿Acatarían las fuerzas del orden con eficiencia y serenidad lo que les ordene un muerto de miedo? ¿Cómo reaccionaría la comunidad internacional y hasta dónde llegaría su presumible crítica? Cuando hay muchas más preguntas que respuestas, es que la cosa pinta muy mal. La acusación la han promovido seis ciudadanos conservadores, radicados en Lima, cuya convicción respecto de su acción es respetable. Pero tienen que ser conscientes de que no han aportado una solución, sino un problema.

Presumo que el núcleo duro vacador se mantendrá en sus trece y votará a favor de la acusación, mientras que la izquierda se opondrá. Está –nuevamente– en bancadas como APP, Somos Perú, Podemos Perú y Acción Popular, ser el fiel de la balanza y votar en contra para salvar el ‘impasse’. La vacancia sigue siendo la fórmula más sensata, avalada por el pasado reciente y por el silencio del TC cuando Vizcarra les consultó por la suya.

¿Que no hay votos suficientes para vacar? Es tan cierto como que las investigaciones de la fiscalía siguen socavando al entorno presidencial, afectando a la primera línea de escuderos de Castillo. Roberto Sánchez ahora solo se defiende a sí mismo y Betssy Chávez se ve involucrada en un dramático caso de corrupción: un funcionario de Cofopri Tacna, Antonio Sotelo, fue retirado tras ser acusado de cobrar cupos. Botaron al jefe que lo retiró y Sotelo volvió a su puesto, para escándalo de muchos tacneños. Betssy es muy cercana al hijo de Sotelo. Tenemos que acabar con este autoritarismo de la corrupción, pero la acusación por traición a la patria no es el camino.

Fernando Vivas es columnista, cronista y redactor