Bienvenidos al ‘ppkeikismo’, por Fernando Vivas
Bienvenidos al ‘ppkeikismo’, por Fernando Vivas
Fernando Vivas

PPK jugó demasiado temprano la carta de la delegación de facultades. La tenía pegada con saliva en la frente mientras se mataba de risa. Todos la veíamos. Hasta incluía la lista de temas en los que quería la ‘legislación express’.

Por supuesto, Keiko vio la carta. Y pasadas sus vacaciones/duelo, cuando cayó en la cuenta de que el Congreso era más que un simple premio de consuelo y que tenía de los otorongos todos los pelos, cuando vio que a la vez podía obstruir y legislar hasta ser jodidamente proactiva, quiso jugar y reír a su manera. El mismo 28 de julio lanzó su spot anunciando la conversión de su Plan Perú en agenda legislativa.

Sin dar ni una sola entrevista, a través del desafinado concierto de sus voceros, Keiko lanzó lo que el oficialismo terminó digiriendo como la predisposición de Fuerza Popular (FP)hacia un implícito pacto de gobernabilidad. Fernando Zavala lo asumió pronto y pidió el voto de confianza teniendo cuidado de no chocar con el Plan Perú. Olvidó un requisito tácito del pacto, zanjar con el humalismo como enemigo del nuevo amigo. Lo corrigió en el acto con ayuda de su bancada.

Luego, vino la redacción al alimón de la ley concursal para patear hacia adelante el tema de Doe Run. Y ahí se atisbó la dinámica en la que podría acabar la delegación de facultades: el Ejecutivo legislando con control político intenso del Congreso, quizá hasta con apoyo de comisiones mixtas de técnicos de ambos lados, sacrificando algunas ideas propias por otras de FP. Que la reducción de un punto del IGV se incluya o no revela cuán dubitativo y tentativo es aún el pacto.

La elección, ayer, de Walter Gutiérrez como defensor del Pueblo ha sido otra concesión del ppkausismo hacia Keiko. Algunos ppkausas, como Guido Lombardi o Alberto de Belaunde se abstuvieron, pero ahí estuvo el portavoz Carlos Bruce tragándose las sospechas de conservadurismo larvado que acompañan a Gutiérrez, dando su amén en conferencia de prensa multipartidaria. 

El ‘ppkeikismo’ aún no existe, está en construcción. Juan Sheput le llama “convivencia”, evocando la del Apra y el presidente Prado en la segunda mitad de los 50. El mutismo de Keiko y el humor de PPK harán difícil que un pacto se concrete en un acta firmada, pero en cada votación congresal veremos cómo el pacto se pone a prueba y cómo la bancada ppkausa se come sus iniciativas a cambio de que FP le dé el margen de gobernabilidad que pide su líder.

El análisis urgente –y el debate impostergable al interior de Peruanos por el Kambio y de FP– es determinar cuál es el núcleo de lo innegociable para cada cual. Por lo pronto, ya sabemos que un defensor del Pueblo vale mucho menos que un punto del IGV