(Mónica Palomo / USI)
(Mónica Palomo / USI)
Pedro Tenorio

Si una persona está dispuesta a dar la vida por ti, lo mínimo que merece es que sea dotada de los medios básicos para cumplir su misión. Sin embargo, eso es precisamente lo que no viene ocurriendo con nuestros en todo el Perú: hoy afrontan uno de los peores momentos de su historia, organizando rifas, polladas y todo tipo de actividades que apelan a la caridad de las personas para contar con medios que les permitan atender las emergencias donde usted o yo podríamos morir si no fuera por ellos. El domingo un incendio en que dejó como saldo dos bomberos seriamente heridos nos vuelve a mostrar la magnitud del desamparo que padecen más de 17 mil voluntarios.

El problema para estos hombres y mujeres que exponen sus vidas a diario es que su situación “no vende” políticamente. Ministros y alcaldes solo aparecen públicamente cuando un incendio es noticia de impacto por el número de fallecidos o la dimensión de los daños. Más allá de ello, rara vez se han visto planes a mediano plazo para la compra de carros-bomba y equipamiento básico. Solo cuando se entregan vehículos motorizados con sirenas ululando y luces por doquier que atraen cámaras de TV, las autoridades comprometen su respaldo. Ahora se anuncia la compra de 200 trajes de protección personal, indispensables para combatir el fuego, los mismos que no significan nada, dado que se necesitan varios miles de ellos para atender la demanda. Así lo asegura el comandante general del , Andrés Ángeles Bachet, sin que se conociera una respuesta efectiva por parte del Gobierno.

El voluntario René Saldívar Bisetti y el teniente Carlos del Águila acudieron sin dudar a VES y hoy su salud es crítica. No contaban con equipos de protección apropiados y, según el comandante Ángeles, el riesgo es el mismo para miles: utilizan equipos donados de países donde ya cumplieron su período de vida útil –entre tres y cinco años– y que aquí, a partir de remiendos e ingeniosos cuidados, los bomberos reutilizan porque no cuentan con nada mejor que los proteja del fuego y los gases. El que puede, invierte entre ocho y diez mil soles de su propio peculio, dejando de atender otras necesidades familiares. Esa es la realidad mientras nos llenamos la boca de promesas. ¿Acaso el Gobierno no puede invertir 10 o 20 millones de soles en equipos de protección? ¿No que el presidente Martín Vizcarra también ha sido bombero? Se lo debemos a 17 mil peruanos que se juegan la vida (¡y también a sus familias!). El ministro del Interior –de quien depende el CGBVP–, el presidente del Consejo de Ministros y el propio mandatario tienen la palabra.