Para un asesor, vocero, opinólogo o cualquier poder accesorio, meter carbón es un placer orgásmico. Desencadenas la hecatombe y tuyo es un cachito de la fuerza nuclear. Eres importante y no rindes cuentas.
A veces es bueno contribuir a esos trances. Ayudas a patear las cosas hacia adelante si hay calma chicha o una crisis de los mil demonios. ¡Pero no es el caso! Tenemos una agenda de reconstrucción posdesastre, reforma política, reactivación económica, formalización y un largo etcétera. Hay mucho más para acordar que para pelear.
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Carboneros, párenla. ¿A quién diablos se le ocurrió que el indulto era buen tema para dialogar con Fuerza Popular? Invocarlo sin voluntad de darlo y tirarle a Fuerza Popular la pelota del arresto domiciliario vía ley con nombre propio, se ha tomado por gesto divisionista. PPK se puso en la encrucijada: o indulta con un mínimo protocolo (una comisión médica que le dé un diagnóstico interpretable) y una llamadita a Keiko para prevenirla; o se atiene a las consecuencias sobre Basombrío, o se le prende el foco y hace algún gesto político creativo.
Por el lado de los que meten carbón al fujimorismo: ¿de dónde han sacado que el técnico Zavala se convirtió súbitamente en político maquiavélico y contrató a David Rivera, José Alejandro Godoy y otros conspiradores para arruinarle el 2021 a los naranjas? Conozco a Rivera y a Godoy y, francamente, no los veo manejando un ejército de ‘trolls’ destructivos en el sótano de la PCM. Es gente seria y correcta, aunque sí es cierto que Zavala erró en el perfil. Debió rodearse de un ‘think tank’ de expertos sectoriales sin onda ‘naker’, y no dar pie a esa teoría del complot que lo pinta intrigando contra Fuerza Popular y reglando a Jorge Nieto porque lo ve como su serrucho y porque invitó a Keiko al homenaje a los comandos Chavín de Huántar.
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Ante tanto carbón y vocerías exaltadas, Basombrío está con la soga al cuello. Y Fuerza Popular tiene que decidir si lo dejan sin piso o lo perdonan en nombre de la imagen que Keiko debe labrarse como estadista que no se juega con temas cruciales como la seguridad ciudadana. No estaría en esta encrucijada destructiva si hubiera hecho un control político fino de la gestión de Basombrío, haciendo el balance de qué cifras lo acompañan y cuáles no, fiscalizando su ejecución presupuestal y programas especiales como el pago de recompensas.
En lugar de eso, Fuerza Popular se olvidó de sus expertos sectoriales y ni siquiera planteó una comisión específica en el Congreso, como antes sí existió. Se acopló el tema a Defensa y se lo llevó el Apra. Con una censura a Basombrío, la seguridad ciudadana volvería a manosearse dramáticamente y Keiko quedaría en manos de carboneros y voceros exaltados que antes sudaron otras camisetas.