El 66% señala que el Parlamento, que es manejado por la bancada de Fuerza Popular, blinda a los parlamentarios que tienen cuestionamientos éticos. (Foto: Archivo El Comercio)
El 66% señala que el Parlamento, que es manejado por la bancada de Fuerza Popular, blinda a los parlamentarios que tienen cuestionamientos éticos. (Foto: Archivo El Comercio)
Pedro Tenorio

Mientras asistimos asqueados a la corrupción enquistada en el , aceptemos que no se trata de la única institución que requiere un cambio radical (es decir, de raíz) para superar la crisis que la envuelve. En 15 días el elegirá una nueva para el período 2018-2019 y todo indica que el keikismo conservará la presidencia y el manejo de la agenda parlamentaria a despecho de quienes veían posible el triunfo de una lista alternativa. Así, muy probablemente Daniel Salaverry o Miguel Torres sucederán en el cargo a Luis Galarreta.

En esta columna somos críticos de lo mostrado hasta hoy por el Parlamento, pero eso no nos lleva a celebrar cada vez que cae su aprobación o estalla un nuevo escándalo. El país necesita instituciones cuya legitimidad vaya más allá de los votos obtenidos y sea expresión y respuesta a las necesidades de millones de peruanos.

Al Congreso le urge cambiar. Y eso no está ocurriendo ni por asomo. El problema con Galarreta, como en menor medida lo fue con Luz Salgado, es que tuvo la camiseta de y Keiko Fujimori por encima de la del Parlamento. Transcurridos los dos primeros años de un período de cinco, los resultados son insuficientes, por lo que el fujimorismo debería asumir la iniciativa del cambio involucrando la participación de todas las fuerzas políticas o al menos de la mayor parte de estas. El camino será lento, pero es la única vía para evitar ser pulverizados en una próxima elección.

¿Hay razones para creer que este Congreso sería capaz de ello? Pienso que sí. Primero, por elemental sentido de supervivencia política. Vean las encuestas: ninguna bancada se salva. ¿Así quieren llegar a la elección del 2021? No lo creo. Segundo, en el caso de FP, por su propia candidata, Keiko Fujimori, a quien se responsabilizará por la mayoría de desaguisados de este período, dado que lidera a la mayoría. Tercero, porque este Legislativo llegará al bicentenario y no puede arribar a esta fecha en la precariedad en la que actualmente se debate (culpa de todas las fuerzas políticas ahí representadas, sin excepción). Y cuarto, porque es imprescindible apuntalar el crecimiento económico, clave para la generación de empleo y mejores condiciones de vida para todos. Sin seguridad jurídica, sin predictibilidad por parte del Estado y sin instituciones, el país no logrará proyectarse a futuro sobre bases sólidas.

La pelota está, una vez más, en la cancha del Congreso. Podrían comenzar destituyendo a los miembros del CNM –de acuerdo al artículo 157 de la Constitución, que lo faculta– involucrados en la corrupción revelada por IDL Reporteros. Se necesitan coraje y voluntad política. Y realismo para entender que no hay más tiempo que perder.