Macarena Costa Checa

La inminente elección de una nueva del (MD) y la posibilidad de que esta pueda ser integrada por personas de izquierda y de derecha viene generando indignación desde muchos sectores.

¿Por qué las alianzas solo incomodan cuando son entre izquierda y derecha? Les recuerdo algo: en los últimos años hemos tenido mesas directivas integradas por personas polémicas, por decir lo menos.

Acá va un pequeño recordatorio: este Congreso ha tenido tres MD hasta el momento. La primera, presidida por Maricarmen Alva, tuvo como segundo a Enrique Wong. Sí, ese mismo Wong que está suspendido del cargo de congresista por presunto tráfico de influencias.

La segunda MD (que duró poco, pero existió), presidida por Lady Camones, tuvo como tercer vicepresidente a Wilmar Elera. Sí, el mismo Elera que muchos probablemente ni recuerden porque fue vacado al darse a la fuga cuando el Poder Judicial confirmó una sentencia de seis años de cárcel en su contra por el delito de colusión agravada.

La tercera MD, presidida por el general José Williams, tuvo como segunda vicepresidenta a Digna Calle. Sí, la misma Digna Calle que legisla hace meses cómodamente desde su mansión en Miami.

Entonces, antes de enfurecer demasiado ante potenciales alianzas entre izquierda y derecha, reflexionemos. Lo más importante en la negociación es la presidencia y primera vicepresidencia de la MD. Sobre todo, considerando el contexto en el que estamos. Si Dina Boluarte por algún motivo cayera, sería la presidenta del Congreso quien asumiría el mando del país. En ese mismo escenario, el primer vicepresidente del Congreso pasaría a asumir la presidencia del Legislativo. Por eso el énfasis en la importancia de estos dos cargos.

No quiero restar importancia a los segundos y terceros vicepresidentes, pero en términos políticos tienen menos peso. ¿O acaso ustedes recuerdan a todos los segundos y terceros vicepresidentes del Congreso en los últimos años?

En un Congreso atomizado, en el que es casi imposible llegar a acuerdos, lo que prima es el pragmatismo. Con toda franqueza, yo prefiero tener en la vicepresidencia a alguien de izquierda que sea honesto (que los hay) que a un ‘mochasueldo’ o a un ‘niño’.

No les temo a las alianzas entre extremos ideológicos, pero mis temores se despiertan ante la posibilidad de alianzas entre actores carentes de integridad, de los que hay tantos.

No pretendamos ser un compás moral que solo se encolera ante “alianzas contra natura” entre opuestos doctrinarios. Peores cosas existen. Enfoquémonos, más bien, en lo primordial: una MD con un presidente y vicepresidente íntegros y que den la talla. Con lo demás… lidiaremos.


*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.




Macarena Costa Checa es politóloga