(Foto: El Comercio)
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Pedro Tenorio

Ocurría todos los años, desde la segunda quincena de diciembre hasta febrero (salvo en época de elecciones): toda noticia política pasaba a segundo plano. El verano era primero. Y decimos “era” porque luego de las noticias de estas últimas dos semanas en el Caso Lava Jato-Perú, es evidente que el tema no dará tregua a nuestros políticos.

Sin embargo, más allá de las sospechas que recaen sobre Keiko Fujimori, Alan García y otros, que seguirán siendo investigadas, es la situación del presidente Pedro Pablo Kuczynski la que no ha dejado de complicarse mes a mes, al punto que entre los diversos escenarios políticos a mediano plazo no se descartan aquellos que consideran su eventual salida del cargo. La hipótesis puede sonar exagerada e irresponsable, pero existe. Y si bien el fujimorismo ha repetido que no apuesta por una vacancia presidencial, lo cierto es que el mandatario parece estar entrando a una zona de peligro al mostrarse poco dispuesto a detallar el tipo de relación que pudo haber tenido con la empresa en el pasado. Y no se trata de bailar al ritmo de la Comisión Lava Jato.

Como se sabe, en noviembre Marcelo Odebrecht declaró que  brindó una asesoría para su empresa en el pasado, lo que fue inmediatamente desmentido por Kuczynski. Aun así, continúan los trascendidos que apuntan a consultorías realizadas a través de empresas intermediarias. No se acusa a PPK de delito, pero sí de una situación que podría escalar y amenazar su permanencia en el cargo si acaso el fujimorismo y otros sectores acogieran la vía de la “incapacidad moral”.

Meses atrás nos parecía una salida improbable. Hoy, tras dialogar con distintos voceros en el Congreso, vemos que se trata de un escenario factible. Lejano pero posible: existe un sector que cree que adelantando elecciones se aseguraría un triunfo naranja y que esperar al 2021 favorecería la aparición de un candidato capaz de explotar a su favor el rechazo ciudadano a la corrupción. Un escenario complicado para el ‘establishment’ político y empresarial, golpeado este último tras la prisión preventiva dictada contra los empresarios peruanos socios de Odebrecht.

¿Qué debe hacer PPK? Ser consciente de su debilidad política tanto dentro como fuera del Parlamento, lo que determina que no tendrá un mejor aliado que una opinión pública que necesita creer en su presidente. Kuczynski debe explicar cuanto antes y en extenso la naturaleza de su posible vinculación con Odebrecht y con otras empresas que trabajaron para esta. Y no solo por escrito al Congreso. Su silencio –más aún si no tiene nada ilícito que ocultar–resulta nocivo para él mismo. No hay tiempo que perder.