La corrupción ha devenido en un tema recurrente para nuestra sociedad. Aunque no es solo ‘made in Perú’, recorre el planeta como un flagelo. Vivimos rodeados de bandidos, extorsionadores, ‘raqueteros’ que nos amedrentan y acosan, poco hace el gobierno ante esta situación, a pesar de que dinero fiscal no le falta.
Durante estos casi cuatro años de régimen nacionalista hemos escuchado que todos los políticos eran corruptos, una arenga constante en las presentaciones públicas del presidente y su esposa (que no han sido pocas). En el Congreso comisiones y megacomisiones se dedicaron a un minucioso seguimiento de cuanto político opositor tenían al frente.
Hemos vivido una orgía de denuncias y de pronto les llegó el turno a Ollanta Humala y a Nadine Heredia. Hoy tenemos una red inmensa de malos manejos, cosas oscuras, tarjetas, licitaciones, dinero no bancarizado y tantas otras modalidades que se requeriría una división de investigadores a tiempo completo para tener claridad donde no la hay.
La amiga íntima y generosa de Nadine Heredia, Rocío Calderón, aquella de la tarjeta de crédito mancomunada, resultó siendo una verdadera caja fuerte llena de sorpresas, alarmantes por cierto. Se ha convertido en una importante pista para investigar por más que Heredia vocifere a desconcertados ciudadanos puneños que es víctima de una campaña de demolición nunca antes vista contra ningún político.
Sería útil para su situación que conversara con los políticos, aliados o no, a quienes su gobierno ha satanizado. También puede revisar los mensajes en las redes sociales del precandidato nacionalista a la presidencia. Como en “Alicia en el país de las maravillas”, Ilan Heredia Alarcón parece ser una de esas puertas que al abrirse nos introducen vertiginosamente a un escenario donde la lógica acaba.
Ilan Heredia ha movido dinero como cancha, imposible de soslayar, siete millones de soles aproximadamente, solo para la campaña humalista del 2011. En la anterior también manejó importantes sumas. Otra ruta importante es Martín Belaunde Lossio pre- y pos-Antalsis. La arquitectura de la corrupción de este régimen parece enmarañada, pero no lo es. Son redes de personas cercanas a la familia de Nadine Heredia, lo que la coloca en la situación de investigable.
Su defensa pretende ganar este desaguisado con medidas cautelares y prohibiciones legales. En una primera instancia, una jueza bloqueó la investigación fiscal del 2005 al 2009 con un argumento deleznable. Hoy la procuradora de lavado de activos puso la mira sobre los fondos de campaña del 2011, pero pide –con acierto– que se amplíe al 2006, e incluye a Ilan Heredia y Martín Belaunde.
El abogado de Nadine Heredia indica que iniciará una cruzada de demolición de la comisión investigadora del Congreso sobre Belaunde Lossio, la cuestionará porque la integra un congresista aprista que a su juicio no debería estar. No lo dijo antes pero son usos de la guerra. Suponemos que arremeterá también contra el fiscal que realizó una investigación preliminar. Seguro le cae a la procuradora de lavado de activos.
Lamentablemente estamos ante una arremetida jurídica que genera dudas. Sobre todo en cuanto a la independencia del Poder Judicial y de la fiscalía. Las palabras siempre apuntan a garantizar la transparencia y el desapasionamiento político, pero sin tranquilizarnos de que no haya manipulación o presión sobre la justicia. No sería una novedad. Tenemos una oposición que no se da abasto y que ya piensa en los próximos comicios.