Rolando Arellano C.

En los muchos años que tengo escribiendo sobre sociedad y empresas en este Diario, nunca como en estos momentos difíciles me ha sido tan complejo decidir el tema a tratar. Porque en cada opción analizada hay pros y contras, y probablemente el lector tiene dilemas similares. Veamos.

Sería muy bueno escribir sobre el , me digo, otorgado a Gustavo Rodríguez por la novela “100 cuyes”, que alegra y enorgullece al Perú. Pero ¿no es una noticia muy frívola para un momento tan delicado? No, no lo es, lo pienso nuevamente, y podría dar pie a una reflexión sobre nuestros inmensos problemas de comunicación, que llevan a que, por ejemplo, unos pidan cambio de Constitución sin haberla leído y otros la defiendan, también sin haberlo hecho.

Pienso, por otro lado, en hacer una reflexión sobre la obligación, no solo el derecho, del Gobierno de utilizar la fuerza para proteger a la población y los bienes públicos y privados. Sin embargo, veo que es difícil hacerlo sin mostrarse insensible ante los fallecidos en los enfrentamientos, pues cualquier vida humana, violentista o no, es inmensamente valiosa. Entonces, allí reflexiono de nuevo que no señalarlo deja abierta la puerta a más violencia y más agresividad, que dañan a todos.

¿Y por qué no hablar de la necesidad de preservar el sector productivo, sin el cual todos los peruanos sufriremos? ¿Cómo puede alguien, ante una situación tan compleja socialmente, hablar de empresas, rendimientos y economía?, me pregunto ahí mismo. Pero luego me respondo, preocuparse por producir no es superfluo y, más bien, no hacerlo es condenar, sobre todo a los más pobres, a mayor hambre y más enfermedad.

¿Hacer entonces una dura crítica sobre el daño que estos movimientos hacen al presente y al futuro del país? Pienso entonces que es inútil, no solo porque es lo que hace la mayoría de los analistas, sino sobre todo porque poco o nada ayuda quejarse sin aportar soluciones. Sin embargo, ¿no será que el pesimismo ayuda a la reflexión, como dicen algunos?

¿Sobre qué escribo esta semana? Mi indecisión me da la respuesta. Como esta columna no es para que el autor opine, sino para que los lectores se formen una opinión, es importante que vean que la convulsión que vivimos tiene múltiples facetas y no puede solucionarse con propuestas simplistas, como enviar al ejército o cambiar al presidente. Que siendo urgente pero muy complejo, el tema amerita unos minutos de reflexión para tomar una posición sensata. Quizás entonces lo mejor, me digo, es dejar a los lectores la tarea de revisar los temas señalados y sacar sus conclusiones que, sin duda, serán más acertadas que lo que opine este autor. Con ello, les deseo una semana de mucha reflexión.

Rolando Arellano C. es CEO Arellano Consultoría para Crecer